Tubo de ensayo / Rene Delios

Pues se dio el primer informe de gobierno del alcalde de Tuxtla Gutiérrez; fue preciso, sin triunfalismos y reconociendo fallas, e incluso innovó el escenario y eliminó presídium y esas cosas acartonadas que seguramente merecerá cuestionamientos por aquello de «romper los protocolos», pero me pareció excelente.
Fue un informe veloz, no cansado, lleno de datos que, se tendrán que ir analizando en su contenido, pero que ya en estos momentos de información veloz y al instante, no se puede maquillar.
Quiero decir que desde luego, está al escrutinio público, incluso de sus detractores más genuinos y de los no tanto, de esos que con el hígado exponen su animadversión pero que no aterrizan en cosas concretas que no sea el descalificativo a ultranza.
Castellanos enfatizó que ya no se aplicará más deuda pública para financiar proyectos. Refirió que se pagaban 6 millones de pesos mensuales de intereses por endeudamientos de gobiernos pasados que no fueron ya llamados a cuentas.
Se termina con las invasiones en la meseta de Copoya y se le regresa la propiedad a sus dueños, muy aparte de que no es zona para servicio urbano.
La otra y delicada es la situación del ambulantaje: un debate para permitirles vender o salirse del centro y, seguramente se impondrán los prestadores de bienes y servicios, que son los que pagan impuestos en esa situación desventajosa para los legalmente establecidos.
Y así otros puntos de cobertura social como Médico en tu casa, cuartos rosas, canasta básica, cirugías gratis, siempre reconociendo el apoyo de los gobiernos del estado y la federación, esto es Manuel Velasco y Enrique Peña.
Hay un punto negro: las lluvias del pasado 2 de septiembre, hace poco más de un mes. Nos dejó en claro que el agua tiene memoria, que reclama sus espacios, pero realizar esa obra de reubicación de viviendas y drenes es costoso, y como no se ve salvo mucho varo: no le entran muchos gobernantes a lo que no luce, aunque ahora las cosas cambian: los accesos a la información dejan en claro para cualquiera la importancia real de las obras, aun sean subterráneas.
Porque ese fenómeno padecido va a volver a pasar tarde o temprano; la última vez a la reciente fue hace 32 años, que verdaderamente es una pizca de tiempo para la naturaleza del medio ambiente.
No era necesario que lo dijera el alcalde: falta mucho por hacer, pero ahora se hace con planeación, no llegando con el populismo por delante; Castellanos se escuchó con la mejor intención en hacer las cosas bien, y no faltó una caravana motorizada con reclamos, pero sin propuestas. Como aquellos que llegan a desbaratar las fiestas.
No pudieron: fue la tarde de Castellanos, al centro del escenario, en el Poliforum Mesoaméricano.

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