Tubo de ensayo / Rene Delios

Me dicen unos jarochos que Flavino Ríos Alvarado es un político con oficio.
Que como secretario de gobierno de Duarte de Ochoa ha sido un hombre discreto, lejos de reflectores.
Que es abogado con doctorado y que ha mostrado sensatez y liderazgo en las dos ocasiones en que ha fungido como diputado local y secretario de Gobierno.
Es el nuevo gobernador de Veracruz que tiene 41 días para dar respuestas a las demandas de todos lados que le hacen al gobierno de su antecesor.
Dicen que no es político de grupos, y que no responderá a los intereses del gobernador con licencia, con todo y que fue el principal impulsor para que asumiera el gobierno estatal que dejó.
Es difícil creer que no.
No pertenece a su equipo, dicen, ni es su amigo cercano.
Señalan que Duarte no nombró a sus cuates como sustituto: Alberto Silva Ramos, Tarak Abdala, Edgar Spinoso, Juan Manuel del Castillo, Vicente Benítez, José Antonio Manzur, Adolfo Mota, Jorge Carvallo, Gabriel Deantes Ramos y otros más que son investigados bajo sospechas de corrupción y enriquecimiento inexplicable o más bien, explicable porque no hay varo en las arcas públicas.
Leí en una entrega que Flavino llegó a la Secretaría de Gobierno como una necesidad, «para intentar reordenar el gabinete, donde, hasta el momento, se produjeron cerca de 70 cambios de primer nivel».
Para mí es la muestra de que las cosas estaban ya mal, muy mal.
El saqueo fue tremendo: jubilados, empleados, ahorros del magisterio estatal, partidas especiales, municipios sin el rubro 04, dependencias endeudadas, en todos lados recortaron dinero y hasta federal para opra pública, y es por eso que la Auditoria Superior de la Federación está sobre Duarte.
Dice que vive de su sueldo; que solo tiene su casa en dónde ha vivido siempre.
No se lo cree ni él. ¿O sí?
En éste país, en los estados hay que ponerle candados a lo discrecional con que los gobernadores usan y usufructan del dinero del pueblo, pues para arruinar una entidad boyante de siempre como Veracruz, sí que se necesita ser cínico e inepto.

Matraz

Me extrañan esos ataques a ciertos personajes con aspiraciones políticas.
Cualquiera puede pretender ser gobernador o alcalde en éste país siempre y cuando reúna los requisitos de ley; la cosa es que gane.
Lo que hace para sí tanto Enoc Hernández o Padilla Valdivia, es muy su búsqueda; el rechazo popular o su aceptación se verá en las elecciones.
Igual para Rutilio Escandón, Plácido Morales, o los senadores Albores, Melgar o Robledo, y los independientes que aparezcan por ahí.
Lamentable que la guerra sucia ya esté desde ahora, muestra cualitativa de la mala calidad de política que vivimos en Chiapas.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *