Tubo de ensayo / Rene Delios

Lo que se le orquesta desde la rectoría de la UNICH – ¿Desde dónde más se puede autorizar?-a la maestra Carmén Marín Levarios no solo muestra la basura que impera en los medios informativos, sino también, la podredumbre que llegó y enyagó a esa universidad, y que desde luego amerita una investigación del origen para poner en su lugar al orquestador intelectual de éste hecho.
La maestra Marín Levarios con mucho tiene más prestigio que muchos mandos de esa Universidad, y desde luego es una piedra en el zapato por su óptica progresista y nada agachada que comprende un compromiso de vida por la cuestión de género, y una lucha por hacerla valer desde cualquier escenario, y comprendo que, la misoginia está en ésta inquina que, no la vamos a dejar pasar así nada más, pues hay que escarbar pues no es posible permitir que sujetos de baja estofa, estén en esa casa superior de estudios.
Sobre la maestra Levarios –como la conocemos en los escenarios del periodismo, de la cultura, de la creación y la creatividad, del activismo y los amigos interminables- han escrito a favor y en apoyo cientos en las redes; la defensa fue inmediata y no creo que se trate aquí de dilucidar el origen turbio de la información imprecisa que, cayó en una acusación gravísima que, lamentablemente no prosperaría judicialmente en caso de demanda por difamación pues, en ésta entidad la cosa no es así –y en esa pagamos los riesgos del abuso en la libertad de expresión-, pero sí se tiene que resarcir el daño moral que, la nota informativa, le causa a la famosa maestra.
La verdad qué falta de ética, de criterio y calidad moral; esto es bajo, ruin, indignante.
Sabemos que Levarios sólo sacudió esa mugre y siguió su camino digna, en una mancha más al tigre, a la gran luchadora social que es y ha sido, y cuya categoría no la empañan manipuladores y mucho menos eventuales funcionarios universitarios de medio pelo que llegan al mundo académico a creer que se puede cancelar la libertad de expresión, la libre manifestación de las ideas y el espíritu libertario de Levarios –lo sostenemos- lo defendemos porque como miles y miles de mujeres y varones comprometidos con la igualdad, compartimos con mucho –y por años- su empeño, su trabajo.
Hay que deslizar la basura esa de que se le acusa y concentrase en el origen, en el ¿de dónde?, que se trata de una mente dañina en esa Universidad de referencia, y que ha costado mucho superar por la imposición de criterios que ha padecido a veces, cerrados, obtusos, mediocres y malandros de la UNICH que, de seguir así, no demora en tener su pull de porros.
¿Qué más veremos en los escenarios de la misoginia chiapaneca?
Porque no es cualquier misoginia; me cae que se destaca en el escenario nacional: golpeadores, censuradores, impositivos, tan así que se hubo de castigar severamente la violencia intrafamiliar y la venta de niñas indígenas, hacer valer la paridad política aun la ley lo marca claro –cosa que les valió tanto a partidos como a esa letrina del IEPC-, y el gobierno mismo que casi ni las contempló para los cargos de decisión, y no podemos decir que estamos de lo mejor, con las revueltas momentáneas que protagonizan alterados maestros agrediendo a reporteras, por su razón ideológica que según esto está por sobre el derecho de terceros.
Con mi solidaridad maestra Levarios.

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