Tubo de ensayo / Rene Delios

Se dice que de doce el PRI gana ocho mínimo en éstas elecciones a gobernador en 2016, que comprenden la renovación de gobernadores de la tercera parte del país.
Sin embargo el dolor de cabeza en el tricolor es Veracruz, una entidad que han gobernado durante 87 años, y que parece írseles de las manos, no por quien es el candidato opositor, sino porque el gobierno de Javier Duarte de Ochoa ha sido un desastre de escándalos y malos manejos financieros que adeuda más de diez mil millones de pesos a proveedores.
Sectores completos y dependencias, y hasta los jubilados, cuestionan al gobierno estatal porque no paga, aun cuando los recursos se sabe están etiquetados.
La entidad jarocha se anega en un marasmo de incertidumbre lo que aprovecha su adversario para decir lo que no podrá: pagar.
¿En dos años?
Los que saben –empresarios- tienen claro que no será así: adeudos de dos años no se van a solucionar en el breve lapso de quien gane, pues en Veracruz se compite por una gubernatura de dos años, para homolar la elección de gobernador con la presidencial de 2018.
Así que esa entidad es la de mayor atención en el proceso, por razones que van por su alto presupuesto –que no se ha visto-, la otrora reserva de votos que significaba para los priistas que como señalamos, no han perdido nunca.
Ya ha sido más que evidente la diferencia entre ese gobernador de marras con el dirigente nacional priista, lo que ha colocado a su candidato Héctor Yunes Landa en una posición poca agraciada.
El descrédito de un mal gobierno, con las finanzas públicas comprometidas y la inseguridad por todos lados, sobre todo en las puntas norte y sur de ese estado, evidencian que la gente no está contenta con el PRI.
¿Pero es la opción el PAN-PRD?
El candidato del PAN Miguel Ángel Yunes Linares, es considerado un bandido; ya ha sido señalado de todo y nada. Con todo y eso el PAN lo volvió a nominar como candidato, pues fue el mismo que perdió ante Javier Duarte, y se ligó entonces con la propia maestra Elba Esther Gordillo.
Por lo que sea, ni el priista y ni el panista llaman mucho la atención en esa entidad que es la tercera electoralmente en el país.
Es en estos momentos en que todos los aciertos o errores, desaciertos y abusos, se le reviran a los gobernantes como Duarte de Ochoa, que no solo es la segunda entidad en secuestros, sino la primera en asesinatos a periodistas, sin que ninguno se haya solucionado y menos los casos en la mayoría de civiles ultimados de manera violenta, desde estudiantes en Tierra Blanca, hasta violada en Boca del Río, y así se le puede acumular a ese gobernador que se inauguró con aquellos 50 millones de pesos en efectivo que le decomisó la PGR en un avión del gobierno del estado en Toluca, según esto para los gastos de un carnaval, cuando ya existe la tecnología para transferencias sin que éstas se hagan en efectivo, levantando sospecha de que iban destinados a la campaña de Peña Nieto.
No se la perdonaron nunca, y ahora, aun apoye, el triunfo priista está en riesgo y si pierde seguramente correrá el mismo destino que Andrés Granier Melo, el ex gobernador de Tabasco, y cuyo hijo mayor hoy ocupa titulares por toda la corrupción que ejerció en la administración de su padre..

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