Pues no hay muertos en la política; quien lo crea pues ahí esta el caso de Luis Videgaray Caso.
Asombroso.
Sui generis de México lleno de circunstancias fortuitas, cálculos malos, asegunes y amiguismo.
Es el amigo del presidente, se dijo y se cumple: sino se refleja en las nómina, no es tu amigo.
El caso del doctor Luis Videgaray es hoy una muestra de ello.
Revivido: nuevamente activo; que digo: presidenciable.
Por la puerta grande.
Y qué picaporte le dio Peña.
Su amigo.
A tres meses de haber renunciado a la titularidad de la Secretaría de Hacienda y de salirse de la contienda presidencial del 2018, hoy Videgaray es el puntero de nuevo para colarse al cargo principal en Los Pinos.
Nadita.
Le renunció al presidente.
¿Quién lo había hecho?
El regreso de Videgaray le baja bonos a Miguel Ángel Osorio Chong, el secretario de gobernación, y al que quedó por él en Hacienda, José Antonio Meade Kuribreña.
Pero cambia muchas políticas en la estructura; su grupo, el de los científicos, renace o más bien, se fortalece.
Los que daban por caído a ese grupo, analizan: «el amigo de Trump».
Nadita.
Veremos.
Matraz
Uno de los dos más sólidos prospectos del PRI y de Peña Nieto para obtener la candidatura presidencial en la contienda de 2018 es Videgaray.
Personaje excepcional por su capacidad académica, política y profesional.
Ni una sola declaración en su salida de Hacienda, ecuánime al señalar que necesitaba apoyo de su personal en el nuevo cargo.
No fue hace mucho: el 8 de septiembre pasado se fue.
Ese día se dio por «muerto» al amigo presidencial, pues en esos días todo estaba en su contra: ya había aceptado ser el promotor de la visita de Donald Trump a Los Pinos, y en la cámara lo acabaron: vendido.
Los medios lo hicieron trizas; Hilary punteaba.
El propio presidente Peña reconocería semanas después que esa visita había sido producto de una decisión a bote pronto.
Todo cambió con el triunfo del magnate.
