Uso de musgo en nacimientos es ecocidio: Bilogos

Expertos indican que dichas plantas sirven como esponjas que captan agua para los manantiales. Su ausencia causa un impacto negativo en los cuerpos de agua. Pese a ser un recurso renovable, tarda 15 años para regenerarse, colocando a la especie al borde la extinción

Ana Liz Leyte / Aquínoticias

En esta temporada en donde las familias se preparan para adornar sus hogares y colocar el tradicional nacimiento es común la adquisición de especies silvestres como el «musgo», el cual, es comercializado en los centros de abasto, sin embargo, su extracción es ilegal y muy poca gente lo sabe.

Biólogos en el estado indicaron que estas plantas que son saqueadas del medio silvestre funcionan como esponjas captadoras de agua y al ser arrancadas impactan de manera negativa, pues los manantiales ya no perciben la misma cantidad de agua que se necesita.

«Ese daño que se hace a los ecosistemas es grave y no se ha dimensionado, hay tradiciones en las que se extraen flores y la capacidad de carga del ecosistema natural es ampliamente rebasada y de seguir a ese ritmo, vamos a extinguir el recurso… si esta práctica es recurrente, en un caso extremo, no se tendría agua para el consumo humano, ni para el cultivo de los productos agrícolas», dijo Óscar Farrera Sarmiento, biólogo y director del jardín botánico Faustino Miranda.

Enfatizó que, para recuperar estas especies, se tarda –en promedio- de cinco hasta 15 años, sin embargo, las bromelias (las cuales también son saqueadas), necesitan más años para volver a florecer.

Para extraer este tipo de especies, se debe contar con un permiso que autoriza la Comisión Nacional Forestal (Conafor), quien permite la extracción forestal de estas variedades, sin embargo, cuando están consideradas en peligro de extinción (como el musgo), debe ser autorizada por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), mediante un esquema que es la Unidad de Manejo Ambiental.

«De esa forma es como se puede extraer, con medida porque la ley obliga a que un porcentaje de estos productos se tiene que reintegrar a los ecosistemas naturales».

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