Mirna Delgado Yepes, de 84 años de edad, se convirtió en la primera mujer en recibir la vacuna contra el COVID-19 en Tonalá
Lucero Natarén / Aquínoticias
El 1° de marzo de 2020 la realidad alcanzó a la ciudadanía de Chiapas, cuando las autoridades de Salud notificaron del primer caso de un virus que pensaban solo eran rumores mundiales y que nunca les llegaría, el COVID-19 o SARS-CoV-2. Este vino a cambiar la normalidad a la cual muchos estaban acostumbrados. -Saludarse de beso, darse la mano, recorrer las calles aglomeradas de sitios turísticos como San Cristóbal de Las Casas, serían algunas que quedarían atrás de en ese momento en adelante-.
Luego de muchos meses de espera, el 14 de febrero de 2021 sería un día diferente. En conferencia matutina desde Oaxaca el presidente Andrés Manuel López Obrador anunciaba la compra y arribo de las tan controversiales y esperadas vacunas para las personas mayores de 60 años de edad, mismas que desarrolló la farmacéutica AstraZeneca, provenientes de la India.
En esa fecha, Chiapas se convirtió en uno de los estados prioritarios para la inmunización de las personas adultas mayores. En una primera etapa de vacunación sólo cuatro municipios serían beneficiados: Arriaga, Tonalá, Pijijiapan y Escuintla.
Tras el anuncio presidencial, las autoridades de cada municipio pusieron manos a la obra para hacer posible la atención de la población vulnerable que aceptara la vacuna. En el caso de Tonalá, los llamados Servidores de la Nación convocaron a que las personas mayores, sus familiares o vecinos asistieran a un registro y fuera posible, de manera ordenada, la aplicación de la tan esperada inmunización, aquella que devolvería la esperanza a los pobladores de avanzada edad.
Desde que salieron los claros del día 15 de febrero, la ciudadanía turula se apersonaba al módulo instalado en el auditorio Joaquín Miguel Gutiérrez para vacunarse. -Sin embargo, pese a que hubo planeación, las cosas pronto comenzaron a tomar un «color de hormiga». La desorganización se hizo presente. La respuesta de las personas adultas mayores en Tonalá no fue como la esperaban los Servidores de la Nación. Todas y todos llegaban por una anhelada vacuna, pero no todos estaban empadronados, lo que generó retrasos en los procesos y rostros desconcertados entre las y los asistentes que esperaban el biológico que les prometieron.
Para las 9:00 de la mañana, los rostros de las decenas de mujeres y hombres que aguardaban su turno se notaban con sueño. Algunos hicieron amena su espera, degustando algún bocadillo o bebida, mientras otras personas decidían entablar conversación con el o la de alado. Aproximadamente a las 11:00 de la mañana un Servidor de la Nación tomó el micrófono que estaba en la entrada del salón de usos múltiples y comenzó a pasar lista. La primera era la señora Mirna Delgado Yepes, de 84 años de edad, quien iba acompañada de su hija y de Martha Vázquez Ramos, otra señora de avanzada edad, -quien sería la segunda en recibir la vacuna-.
Los medios de comunicación se abalanzaron a la entrada para constatar el hecho, deseaban fotografiar y presentar a quien sería la primera paciente en recibir la vacuna contra COVID-19 en Chiapas. Antes de poder cruzar el marco de la puerta, la voz de una joven los detuvo, dijo llamarse Erika Castillejos, «servidora de la nación», les comentó que se retiraran, que no podían pasar, que no les estaba permitido estar ahí, -como si fuera un hecho que no incumbiría a la ciudadanía-, y de pronto pidió a un elemento que resguardaba la puerta que usara la fuerza pública para sacar a los medios que únicamente buscaban hacer su trabajo. Hecho que se consumó.
Entre murmullos se escuchaba que no dejaban pasar a los medios de comunicación porque esperaban el arribo del secretario de Salud estatal, porque hasta que él estuviera presente los medios serían llamados a plasmar en sus lentes la fotografía de la esperanza.
Afuera el panorama era distinto, el pasar de las horas había cansado a muchos y preguntaban a qué hora comenzaría la vacunación, «muchos fuimos citados a las 8:00 de la mañana y aún no nos llaman», exclamaban quejosos. La carpa que habían instalado para resguardar del sol a las personas cada vez lucía más llena. Era casi imposible guardar la sana distancia, pero ahí estaban los visitantes, esperando lo que les prometieron, todos con sus cubrebocas –algunos con doble-, otros con careta e incluso con guantes-.
Después de esperar casi 4 horas, Mirna Delgado Yepes salió triunfante del módulo, se le veía contenta de haber recibido su vacuna. Caminaba entre la multitud que esperaba ansiosa de que también anunciaran sus nombres.
Al salir, doña Mirna se apresuró a resguardarse del sol y pararse en una sombra de la calle que habían cerrado previamente para que ella diera unas palabras a los medios que la esperaban para obtener sus primeras palabras tras haber hecho historia.
Confesó que se sintió nerviosa al asistir a la vacunación, pues se enfrentaba a algo desconocido en la pandemia. Dijo que no presentó dolor ni ninguna molestia al recibir la inmunización. A las personas que se acercaron a recibir la primera dosis de la farmacéutica AstraZeneca y a las que aún pasarán por este proceso les recomendó estar tranquilos, ya que consideró que esta inmunización es en beneficio de ellos mismos.
«Sigan manteniendo la distancia, lavándose las manos y acatándose a todo lo que nos dice el gobierno, a lo mejor no nos gusta, pero tenemos que hacerlo para beneficio propio», aconsejaba.
Cuando se le cuestionó si creía que la vacuna era señal de esperanza, contó que para ella vacunarse no significa que ya no debes seguir las recomendaciones, pero sí que quizá implique un menor riesgo de morir. «me siento bien, el personal de salud fue muy amable conmigo», mencionó.
Entre los pasillos se escuchaban historias. La doctora María Dolores Berrones Hernández, quien dijo trabajar actualmente en una comunidad de Tonalá, se le escuchó decir que sus padres veían en la vacuna una esperanza, ya que desde que inició la pandemia no la han podido abrazar ni acercarse a ella, -pues esto implicaba un riesgo que de manera lamentable tenían que afrontar-.
A la 1:00 de la tarde decenas de personas continuaban en espera de su inmunización a las afueras del salón de usos múltiples, con cansancio en las caras, pero seguramente con satisfacción en el corazón.