A Estribor / Juan Carlos Cal y Mayor

El Circo

A menos que sea otro señuelo, Lozoya sigue internado por una anemia y un problema en el esófago que le detectaron durante una revisión médica en el hangar de la Fiscalía General de la República tras su arribo a México. Hay duda sobre si se trataba de un examen de rutina o fue a solicitud de su familia y un dictamen médico privado. Por el momento se encuentra en el hospital Ángeles del Pedregal -en la zona VIP- y se dice fue intervenido con una cirugía menor. Esta condición lo imposibilita para declarar ante la autoridad.

Lozoya no fue ingresado primero al reclusorio y después trasladado al hospital.  Se saltaron ese procedimiento. La FGR que no termina de aclarar en calidad de qué se encuentra sujeto a proceso. Existe la figura de «testigo protegido» a la que ha hecho alusión el presidente, pero no puede ser esa su condición. El testigo protegido es aquella persona que tiene conocimiento de un ilícito, pero no participa en él. Pide protección para no ser objeto de alguna represalia sobre todo en casos de delincuencia organizada. Se reserva su identidad, incluso se le otorga una nueva y hasta se le puede llevar a otro país con cargo vitalicio al erario. A diferencia del primero, el «testigo colaborador» si participa en el ilícito, pero se le puede conceder la reducción hasta de un tercio de la pena en caso de que aporte pruebas que incriminen a otras personas en el mismo delito y se infiere con responsabilidades mayores.

Existe un tercer supuesto que se conoce como «criterio de oportunidad». En estos casos, a criterio de la Fiscalía, lo que significa que no habría acción penal en contra del acusado a cambio de su colaboración. Lo anterior está previsto en el artículo 21 constitucional y normado por el artículo 256 del Código Nacional de Procedimientos Penales.

Hasta el momento no se ha determinado su situación jurídica y no se sabe que haya presentado su declaración en virtud de que se encuentra imposibilitado para hacerlo. Así lo vericuetos de la ley y la discrecionalidad con que se ha conducido la autoridad. Lo que si tenemos es a un presidente que imprudentemente ha dado a conocer, con fines estrictamente políticos, detalles de sus posibles declaraciones y de las que se supone que no debería conocer ya que la Fiscalía es un órgano autónomo del estado que no se encuentra supeditado al presidente. El monopolio de la acción penal corresponde al ministerio público. A ninguna otra autoridad incluido el presidente de la república.

Lo que sí tenemos son filtraciones a la prensa que han ventilado supuestas acusaciones con nombre y apellido a lo cual los señalados han respondido deslindándose. Se ignora el principio de presunción de inocencia previsto en el artículo 16 de la Constitución que señala que: «Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde y motive la causa legal del procedimiento».

El someter a una persona al escarnio público constituye una violación al debido proceso que es el conjunto de formalidades esenciales que deben observarse en cualquier procedimiento legal, para asegurar o defender los derechos y libertades de toda persona acusada de cometer un delito. El debido proceso incluye también las condiciones que deben cumplirse para asegurar que toda persona acusada de un delito pueda defenderse y garantizar el cumplimiento de sus derechos; esto se conoce como «derecho al debido proceso legal».

El desaseo total con que se ha ventilado el caso Lozoya deja de manifiesto que no existe otro propósito que el de utilizarlo con fines estrictamente políticos. Mientras las hordas lopezobradoristas festinan y claman por subir al patíbulo inquisitorio a los públicamente señalados sin juicio previo, se estropea el proceso legal en perjuicio de la justicia. Luego nos quejamos de haya impunidad. Está claro que es lo que menos le importa al presidente. Hundido como tiene al país en una crisis sanitaria y económica sin precedentes, recurre como salvavidas a la vieja receta demagógica del pan y circo. Solo que, a falta de pan, nomás nos dan puro circo…

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