A Estribor / Juan Carlos Cal y Mayor

La pesadilla populista

No es casualidad que la peor de las gestiones para enfrentar la emergencia sanitaria en el continente americano haya provenido de administraciones marcadas por liderazgos populistas. Hablamos sin lugar a dudas de Jair Bolsonaro, López Obrador y Donald Trump. Los tres tuvieron comportamientos similares ante la pandemia desde el inicio de la propagación del virus.

Desafiaron, como si fueran unos profetas, los alcances del drama que ahora viven Brasil, México y los Estados Unidos. Sus actitudes personales fueron irresponsables comenzando por el hecho de no utilizar cubrebocas y vaya que corrieron con suerte. No son inmortales. Quisieron minimizar en todo momento los estragos del Covid entre la población. Las cifras de contagios y fallecimientos se dispararon contra todos sus pronósticos. Explicaban lo que iba a pasar para luego explicar porque no pasó. Ahora ya no hablan de picos y aplanamiento de curvas. Eso ya se les olvidó. Solo contabilizan casos y no precisamente todos. Estados Unidos rebasa los 4.6 millones de contagiados y 155 mil muertes. México se acerca al medio millón de contagios y ya va para 48 mil muertes. Brasil 2.6 millones de contagios y 91 mil muertos.

Al menos Estados Unidos tuvo la capacidad para palear los estragos económicos dada la vitalidad de su economía. Sus muertos en relación a sus contagiados, gracias a su sistema de salud, son proporcionalmente menores. Pero en México la pandemia nos agarró en curva. El nuevo sistema de salud que arrancó en enero se anunciaba como pombo y platillos, arrancó con pésimos resultados. Y así nos llegó la pandemia.

La economía se desplomó desde finales del año pasado por una serie de costosas decisiones presidenciales comenzando por la cancelación del NAIM. Que no vengan ahora con el cuento que la crisis se debe a la pandemia. Este gobierno es experto en encontrar culpables e inoperante para dar resultados. El Doctor Gatell encargado de dirigir la estrategia para enfrentar la pandemia se ha dedicado a explicar lo que va pasar y luego a justificar porqué no pasó. Todas sus proyecciones fallaron. Lo peor es que desestimó el uso de cubrebocas. Una irresponsabilidad criminal. Sobretodo ahora que se sabe que varios gobiernos en el mundo enfrentaron con éxito las consecuencias fatales del Covid pasando por la realización de pruebas, el confinamiento, el aislamiento oportuno de casos, pero sobre todo el uso del cubrebocas. Abundan reiterados testimonios durante varios meses en que López Gatell desestimó la eficacia del cubrebocas lo que sin duda causó sin duda muertes que pudieron ser evitables.

Cierto es que no siempre se saturaron todos los hospitales, que el sistema no colapsó, aunque abundan denuncias y casos. Y ello se debe a que muchos mexicanos respetaron la cuarentena. El mérito es de quienes absorbieron todo el golpe económico sin apoyos del gobierno justo cuando más lo necesitaban. No fue por falta de recursos, sino porque a pesar de la profundidad del impacto en la economía, fueron destinados a los proyectos del presidente como si fueran la panacea para recuperar la economía del país. No lo eran antes, menos ahora. Miles de millones que pudieron emplearse para evitar la quiebra de miles de comercios y pequeños negocios. De poco servirá haber terminado el aeropuerto de Santa Lucia porque la aviación comercial tardará al menos dos años en recuperarse. El Tren Maya no va sacar de la pobreza al sureste.

Nada suficiente para salvar los millones de empleos perdidos. La falla de las predicciones sanitarias y las previsiones económicas, ha provocado que los mexicanos, a riesgo de contagiarse y morir, tengan que salir a chambear para reactivar la precaria situación. No podría ser peor. A no ser porque para nuestro infortunio seguiremos padeciendo por al menos 4 años la pesadilla populista. De nosotros depende sobrevivir a este terrible flagelo. Votar es la vacuna.

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