A Estribor / Juan Carlos Cal y Mayor

Decadencia

En un texto anterior me referí al escándalo que provocó el video filtrado a la prensa donde se observa a dos funcionarios menores recibir sendas bolsas rellenas con fajos de billetes. A decir del presidente para comprar a legisladores del PRI y el PAN con el objeto de aprobar la reforma energética. Llama la atención porque el PAN promovió esa iniciativa durante dos sexenios. Luego también el PRI con el gobierno de Peña Nieto. No tiene lógica. Lo cuestionable sería que quienes se opusieron sistemáticamente la hayan aprobado y eso apunta más a los legisladores de izquierda como fue el caso de Barbosa que hasta le compró su casa en Coyoacán al expresidente De la Madrid.

El tema es la corrupción y los manejos millonarios de dinero de procedencia ilícita a decir de Lozoya de los que, los ahora aludidos, resulta que nadie sabe y nadie supo. Más allá del escarnio público y el linchamiento mediático parece que lo que menos importa es el debido proceso porque se supone que de acuerdo al articulo 16 constitucional, «Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde y motive la causa legal del procedimiento». Y vaya que ante la opinión pública ya son unos ladrones sin que haya mediado juicio.

Se viola también la presunción de inocencia que es un derecho de formulación constitucional que implica que toda persona contra la que sea dirigido un proceso –imputado, procesado o acusado– debe ser tenida como inocente a todos los efectos hasta tanto no sea declarada su culpabilidad en sentencia judicial firme.

Agobiado por la crisis sanitaria, económica y de seguridad, el presidente parece disfrutar la exhibición de la corrupción a todo color y en horario estelar. Tuvo que pasar el video en la mañanera porque según él, no había tenido la cobertura que en su momento tuvo el video de Bejarano del que por cierto ya transcurrieron 16 años y quizás algunos no recordaban.

Con su madre y hermana sujetas a proceso acusadas de lavado de dinero, con la oferta de un beneficio de ley por el criterio de oportunidad para no ser procesado con tal de sindicar a una larga lista de acusados, Lozoya los señala ahora en una denuncia de hechos que transcribe en 60 páginas y que circuló por todos lados. Resultó que al día siguiente circuló un nuevo video que apunta hacia un presunto financiamiento ilícito en apoyo al ahora presidente.

Lamentable lo que está pasando en el país. Es un estercolero. No es difícil suponer que ante la posible exhibición de más videos haya otros en respuesta. Si Lozoya grabó escenas comprometedoras ¿quién dice que otros no? Todo es mediático, todo en descrédito de nuestra clase política. Pareciera que no basta con estar inmersos en una pandemia que ha cobrado miles de vidas. Con la delincuencia desatada. Con una crisis económica que no ve la luz al final del túnel y por si fuera poco, todo este espectáculo circense que tampoco parece tener fin. Un terrible encono de cara a los comicios del próximo año. De por si las elecciones encienden las pasiones. Con todos estos ingredientes no parece haber buenos augurios. Independientemente de nuestros desacuerdos o empatías lo que esta en juego es la estabilidad social y el horno no está para bollos. Todos parecemos estar en pie de guerra a la menor provocación.

El presidente señaló más de una vez que vería para adelante, que no perseguiría a sus predecesores, pero parece que en nuestro país no existiera otra forma de expiar culpas cuando las cosas no están saliendo nada bien. No es saludable que se persiga y se hostigue conforme al estado de derecho. Que se denigre sin ton ni son. Es la decadencia. Las grandes tragedias unifican a los pueblos ante la adversidad. Aquí parece suceder todo lo contrario. La casa se incendia y queremos apagar el fuego con gasolina…

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