Al Son del texto / Tina Rodriguez

Claudia Pavlovich parece que seguirá siendo la única gobernadora en el país.
Es un ejemplo del cómo se tiene en México la equidad en la política y en los cargos de decisión, aun las exigencias apenas visibles para que se dé la paridad, entre esa clase política que no quiere dejar de usufructuar posiciones y candidaturas por medio del tráfico de influencias y la discriminación hacia la mujer desde el poder.
Ya sabemos que en el discurso se plantea, se dice, incluso hasta se hacen leyes, proyectos, programas, pero en la realidad ese desplazamiento se sigue presentando y hasta por encima de dichas leyes como sucedió en Chiapas en 2015.
Y esto no es correspondencia de un solo partido, pasa lamentablemente en todos, que cierran el paso a mujeres capaces y de trabajo político en aras de colocar incluso a desconocidos para las bases en las candidaturas, generando derrotas políticas cuestionables, pues la gente no conoce a los candidatos, que desde luego, después de las campañas brillan por su ausencia en los distritos o municipios.
Por ciento no se han dado cifras del cómo le fue a las mujeres en dónde se renovaron ayuntamientos y diputaciones locales.
Ahora la noticia es que tanto Emilio Gamboa como Manlio Flavio Beltrones del PRI, son los grandes perdedores; sus recomendados fueron derrotados en entidades que nunca había perdido ese partido, Veracruz incluido.
Eso manda anuncios incluso al gabinete federal, en dónde hay los que tienen sus aspiraciones y tras de ellos todo un aparato político que incluye estructura de gobierno aunque lo nieguen.
Porque no es gratuito que se despliegue en la prensa sus nombres y hablamos de Aurelio Nuño, Luis Videgaray o Miguel Angel Osorio, los secretarios de educación, hacienda y gobernación, la primera en un escenario protagónico por el movimiento magisterial, el segundo por la reforma hacendaria que no da una social, y el tercero anunciando reducciones milimétricas de secuestros, asaltos, crimen organizado.
Todos a su modo se dan lucimientos que la sociedad no les reconoce y ese es problema para el «nuevo PRI», que a mitad de la administración peñista tenemos un gobierno que no levanta, salvo inconformidad, protestas y quejas por la mala situación económica imperante de la que Chiapas no está exento.
Así que los gobiernos priistas y sus aliados tendrán que acercarse a la gente, escucharla, resolver sus demandas, porque en 2018 puede continuar la transición.

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