Al Son del texto / Tina Rodriguez

Desde luego que no se puede decir que no ha habido un avance en la presencia e influencia de la mujer en las cámaras sobre todo federales, porque en las estatales aún falta mucho de propositivo en torno a los derechos de las mujeres.
Y es que no se trata solo de que lleguen sino de que accionen en conjunto porque, la verdad, están pulverizadas ante las posturas de sus siglas que impiden que hagan causa común en algunos puntos medulares como lo es la cuestión de género y paridad, y ni se cubran con mantos blancos porque baste decir que de 31 gobiernos en uno solo el poder ejecutivo, es una mujer: la sonorense Claudia Pavlovich, del PRI, quien tuvo que pasar una seria contienda en la que la exhibieron sus adversarios en la interna, y después en la constitucional en aquella entidad, al usar aeronaves de alto costo en la campaña proselitista.
Y así, podemos describir casos de muchas en sus respectivos partidos, y obvio en sus bancadas, atrapadas por «la línea» y demás directrices de todos conocidos, y que repito, es más que evidente en los estados en dónde las mujeres –como en Chiapas- se manejan de bajo perfil en cosas sin trascendencia social y menos políticas, incluyendo el enorme silencio en torno a la falta de recursos y demás demandas económicas de empleados y empresarios, que desde luego impactan en la familia en dónde, generalmente, la que hace «los milagros con lo que hay» es una mujer.
No se tiene que hacer una evaluación o investigación en su caso de la presencia de la mujer en el servicio público y menos en los puestos de decisión, de mandos medios para arriba.
Por eso los discursos oficiales se pierden en su contenido y veracidad con eso de «hoy la mujer está empoderada» cuando no es completamente cierto.
Se insiste en que hay presencia: la participación de las legisladoras en el senado y la cámara federal de diputados, excepciones en entidades del país con voz dura y denunciante, son constantes, pero muy aparte del día de hoy poco se ve en los medios que una legisladora insista en cuestiones de género y paridad pendientes en éste país de hombres.
Menos que se acerquen a las organizaciones de mujeres o activistas del feminismo, mismas que actúan por separado pero ya es organización que poco a poco esperemos se integre en una sola voz, y haga valer su presencia, por ejemplo en el listado nominal electoral, en dónde somos mayoría.
Falta desde luego, pero ahí vamos cuando puede ser a gran escala si es que se llega a dar una convocatoria de tal nivel.
Sin embargo lo importante es participar, no quedarse mirando desde la acera.

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