Al Son del texto / Tina Rodriguez

Pues no, no dijeron cuántos alumnos no pudieron entrar ayer a clases, ante los paros organizados en distintos estados por el magisterio disidente, que sin embargo sí solicito las cuotas de inscripción y entregó la lista de útiles escolares y uniformes para el nuevo ciclo escolar.
Durante dos días en no pocas escuelas de ésta y otras entidades, no habrá clases hasta el día miércoles, y así evitar se supone, la falta de tres días que sí ameritará descuento, aunque es sabido ya que en algunos municipios de Michoacán y Guerrero, le adeudan a ese magisterio de la XVIII y el CETEG algunas quincenas, al parecer sin justificación alguna.
Aproximadamente acudieron a clases 26 millones de alumnos en el país en los subsistemas de preescolar, primaria y secundaria, sin que se haya avanzado sustancialmente en la corrección de lo anormal que hay en éstos, y que ha merecido severos cuestionamientos con relación al sistema educativo.
Mientras el secretario del ramo, sigue convaleciente, sin que se conozca a bien qué tiene, en momentos álgidos entre SEP y la CNTE.
Tenemos por ejemplo que se sataniza a la CNTE pero no al SNTE; aun su antigua lidereza éste en prisión –y ahí va a permanecer dictaminó el juez-, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación no ha sido saneado, y sus estructuras nacionales o seccionales, siguen en movilidad pero sin cambio alguno en su proceder lerdo, lesionando a la educación pública de nuestro país, pues la verdad no tienen capacidad para mejorar la calidad de sus agremiados a grado tal de que no han presentado una sola propuesta en cinco décadas.
El sindicato es como el petrolero, cuyos dirigentes solo maneja a discreción las cuotas y eso basta para que se ajuste a las designaciones del gobierno en turno, aun el enorme costo a la educación, vía corporativismo.
En torno a la CNTE pues nadie ignora su fin: el activismo político, pero asalariado a cargo del estado, como si se tratara de un partido político solo que en contra de todo, hasta del trabajo mismo al que se deben, y por el que devengan un sueldo.
Ha sido así durante años y el ejemplo tremendo y patético de subordinación y tolerancia a éstos por parte del gobierno era Oaxaca, en concreto la sección 22, que usufructuó sin beneficio para la educación de esa entidad de algo así como mil 300 millones de pesos en diez años, sin que existan cuentas claras y desde luego, responsables por esos dineros de ese pueblo marginado y con alto rezago social.
¿O qué ganó Oaxaca en diez años en que la 22 dominó el IEEDO?
Fueron muchos, demasiados los años del siglo pasado en que el SNTE fue uno de los brazos operativos del PRI desde comunidades apartadas hasta ciudades densamente pobladas; sus dirigentes de todos los niveles fueron desde regidores, alcaldes, diputados locales y federales, senadores y hasta gobernadores, todos manteniendo su sueldo –y plaza- a comisión, y que a la fecha comprende más de 40 mil mentores, los más con doble plaza sin que en años las hayan ejercido.
Así pues ¿Hacia dónde vamos?
Es decir no vemos que el gobierno federal en verdad muestre voluntad de cambio sustancial en el asunto educativo, pues persigue reducir la presencia de la CNTE pero mantiene intacta la inoperatividad del SNTE.
Este asunto no es solo de reformas estructurales; no se va a mejorar la educación por decreto, sino en lo concreto de su modernización y ello implica terminar y ¡ya! con esos viejos esquemas sindicales anquilosados.

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