Articulo Único / Angel Mario Ksheratto

Las «finanzas sanas» de EPN

Justo cuando el presidente Peña Nieto y varios gobernadores afines a su fallida política económica se regodeaban por las «finanzas sanas», surgen dos inconvenientes —nada menores— que evidencian la opacidad gubernamental en el manejo monetario del país y la incapacidad para generar alternativas que fortalezcan la ambivalente moneda mexicana frente al cada vez más poderoso dólar. El primer tropezón para el presidente, fue el grito de alerta por parte de expertos financistas de dos influyentes diarios norteamericanos, quienes convinieron en que la política económica del país, había fracasado por el desorden y la corrupción.
El segundo fue la depreciación súbita del peso que éste jueves, subió a 18.08, cifra considerada «histórica», en virtud de las consecuencias que traerá a la economía en general. Desde que Peña Nieto asumió el mando del país, la crisis económica ha ido en aumento imparable. El dólar se había mantenido en las últimas semanas en un precio inusitado, lo que llevó a decir al propio presidente que si bien no bajaría, se mantendría entre 16 y 17 pesos, hasta encontrar la fórmula para reducir el precio. No sucedió así.
La tendencia, por desgracia, sigue siendo desfavorecedora. Los que conocen del asunto, afirman que debido a la falta de planeación y a la nula capacidad del gobierno mexicano para controlar la inflación, el precio del dólar podría alcanzar hasta los 25 pesos para mediados de febrero, si no es que antes. Muy preocupante. Recordemos que tras la crisis inflacionaria en el sexenio de Ernesto Zedillo, ésta se mantuvo bajo control en los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón.
En descargo del gobierno de la República que hasta ahora ha mantenido un silencio sospechoso, los propagandistas oficiales atribuyen la caída del peso a la crisis económica de China, el desplome del precio del petróleo y hasta las pruebas nucleares que el gobierno norcoreano realizó en las últimas horas. Ya solo falta que se lo atribuyan también a los problemas familiares que la famosa cantante Madonna, tiene con su hijo.
La verdad es que la crisis económica, es por asuntos meramente locales, no por incidencias internacionales. La inflación ha estado presente desde que Peña Nieto asumió el cargo. La canasta básica aumentó, según los expertos, hasta en 143 por ciento, mientras que el salario mínimo, apenas rebasó el 2 por ciento. Con todo y eso, la administración federal, sigue negando la inflación, basando sus conjeturas en la macroeconomía, no en la economía doméstica.
Hoy, las mediciones sobre la pobreza y la pobreza extrema, muestran un retroceso impresionante que tiende a revertir el proceso de combate a la pobreza en una crisis alimentaria sin precedentes. En los dos últimos años, según el CONEVAL, 15 millones, 936 mil 246 mexicanos, se sumaron a las cifras de pobreza alimentaria. Felipe Calderón presumió que durante su mandato, la cifra, que oscilaba entre los 60 y 62 millones, se habría reducido a 53-54 millones.
Otro dato impactante es el de la pobreza patrimonial. En los tres años de gobierno peñista, según el CONEVAL también, el porcentaje de mexicanos que perdieron su casa, su auto o cualquier otro patrimonio, subió del 52.4 al 69 por ciento. Los resultados, como vemos, son absoluta y rotundamente negativos para un gobierno que presume fianzas sanas pero que en la práctica, todo es podredumbre e ineficacia.
Los analistas gringos ven con preocupación el destino inmediato de México; y con sobrada razón. Principalmente porque el eje que ha movido al país a una nueva crisis, sigue siendo la corrupción. Gran parte de la falta de moneda para hacer frente a la exigencia de circulante, se debe a los multimillonarios desvíos de fondos públicos para beneficiar solamente a funcionarios y políticos de todas las tendencias e ideologías.
Mientras no exista transparencia plena, funcionarios y políticos seguirán haciendo mal uso del dinero. Mucho se ha hablado de las enormes cantidades que se distribuyen entre los partidos políticos, por poner un ejemplo. Pero esas cantidades «públicas», no son en realidad las que se entregan a esas agrupaciones. Es mucho más, que no es publicable, para no enfadar aún más a los mexicanos.
Sucede lo mismo con la asistencia social. La inversión para atender las necesidades básicas por un par de días a millones de pobres, ni es suficiente, ni es la que en el presupuesto, está estipulada. La alerta puesta sobre la mesa por los analistas estadounidenses, frena en gran parte las aspiraciones de Peña Nieto de vendernos un panorama halagüeño. Al presidente le conviene sincerarse. Tiene quizá poco tiempo, para recomponer las cosas.

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