Carrereando la chuleta / Ronay Gonzalez

Creer no es tener

Redacción

[dropcap]D[/dropcap]ecepcionado y llorando está el grupo de muchachos que desde octubre del año pasado ha vivido con la «esperanza» de un trabajo, aunque no son los únicos, a cómo están las cosas, casi todos quieren uno, el desempleo está cañón, y bueno, si se puede que no se trabaje, o lo menos posible, pero cobrando lo más que se pueda, mejor.
Y así, el equipo (o eso les hicieron creer) del diputado Samuel Alexis Chacón, tuvo que conformarse con un adiós porque ya les dijeron que «no habrá sueldo, ni chamba», ni nada agregaría yo.
Aunque si no se quieren sentir tan mal, no son los únicos, pues la crisis no es sólo en el equipo del diputado, también la diputada Viridiana le quedó mal a su gente. Ofreció plazas que supuestamente tendría disponibles en la SSA.
Lo malo es que se trata de familias completas que creyeron en ese proyecto y que le chambearon, muchos habían empeñado sus pocas pertenencias suponiendo que en cuanto cayera la «chamba» las iban a poder recuperar. Aguantaron, aguantaron y aguantaron, pero a muy pocos les llegó la suerte que tuvo la jovencita mazateca a quien llaman Mauro o Mauricio (depende), quien cuenta con sus dieciocho mil pesos mensuales, más otros privilegios, por atender bien a los dos diputados.
Así se las gasta quien dice será en breve el presidente estatal del PRI, para lo cual supongo pedirá el apoyo de todos, quienes seguramente se quedarán esperando. Este dato me lo pasó una fuente que fue engañada, alguien que sirvió de operador, analista, y a quien le pasó lo mismo que a los otros 99 (más o menos), se quedaron nomás viendo.
Ahora cambio a una chuleta menos decepcionante, tengo un amigo que es luchador semi profesional, le echa ganas, da un buen espectáculo, la máscara, que es como su segunda piel, hace que se transforme en un súper héroe, claro que con tintes de nostalgia porque al no ser popular, no hace lo mismo que las súper estrellas torcidas que vemos en la tele.
Es tapachulteco, y me consta que sus músculos se alimentan de frijol y tortillas como base, y aún así le quedan ganas de servirle a la sociedad, le cuento, este valiente ciudadano asistió a una jovencita que acababa de ser asaltada. La bolsa le fue arrebatada y como es lógico comenzó a gritar. Nuestro héroe local entonces salió de la comodidad del vehículo en el que viajaba y como tigre en acto de circo (bueno cuando había) saltó por los aires cayéndole en el lomo (la espalda pues) al delincuente, que nunca supo de dónde salió el valiente que le echó a perder el robo.
El malandrín trato de defenderse pero nada pudo hacer ante la llave de lucha libre que le aplicó para inmovilizarlo, y así, con la trompa en el suelo fue entregado a la patrulla que llegó en unos rapidísimos 10 minutos, lo cual me consta porque estaba yo con él (aclaro que no era yo al que le aplicaba la llave).
Pa» variar, el policía ya se quería llevar en calidad de presentado al tigre salvador, pero la plebe de amas de casa, taxistas y reporteros (por eso estaba yo ahí) les aclaramos que fue un acto de auxilio, que ahí estaba el ratero aturdido y la joven atracada que afortunadamente puso la denuncia.
Entonces le pregunté: y tú por qué no te haces policía mejor. Su respuesta fue «nel manito, me van a matar, yo no nací para ser policía, esto pasó, pero pudo no haber tenido buenos resultados, qué tal si el ladrón estaba armado y nos mete un plomazo a todos».
No dije nada (lo cual es muy raro), tenía toda la razón, aprecié esa actitud humana, social, de ayuda, pero más aplaudí la clase de realidad que me mostró: súper héroe no es, no se cree uno; luchador sí, y no tendría por qué seguir algo que se dio por simple casualidad e ignorar para lo que sí es bueno, muy bueno.
Así de derechos y coherentes deberían ser nuestros políticos, deberían aceptar cuando son buenos, excelentes en algo, saber para qué sirven y hacerlo, no andarle jugando al vivo con todo lo que se mueva con tal de no salir del presupuesto porque los afectados somos todos nosotros, no ellos claro.
Si todos tuviéramos el cuidado de aplicarnos en lo que servimos, sin andar queriendo engañar a nadie nomás por obtener un cargo público, tal vez lograríamos una sociedad más auténtica y fructífera ¿no cree?

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