Chiapas desde el Senado / Zoe Robledo

Ya empezamos. El siguiente paso

En una entrega anterior, la primera del año, compartí algunas reflexiones sobre para qué nos sirvió el año 2015, qué sucedió y qué nos dejó ese año. Además de toda la lista que ahí presenté, en el 2015 fue el año del #3de#3.
El año en que organizaciones ciudadanas y un pequeñísimo grupo de legisladores propusimos una acción política transformadora:

#3de3. Tres declaraciones y un compromiso con la transparencia y en contra de los privilegios; la presentación voluntaria por parte de políticos y candidatos de:
1.- Su Declaración patrimonial en versión pública y sin reservas;
2.- Su Declaración de impuestos;
3.- Su Declaración de intereses.
Nos imaginamos este hecho como una forma de decir a los ciudadanos que los estamos escuchando.
Una forma de empatar las acciones de los políticos con las aspiraciones de la sociedad.
Una forma de encontrar otra fuente de legitimidad distinta a la de los votos.
Una forma de que vuelvan a confiar en nosotros.
Una forma de recuperar la dignidad ante los destrozos de la corrupción.
Grandísimo ridículo.
La propuesta fue ignorada.
No convocó a la mayoría de los senadores y senadoras. En 12 meses sólo 15 se han sumado.
No fue incluida La Ley General de Transparencia y Acceso a la Información Pública.
No fue incluida La Reforma Constitucional en materia de combate a la corrupción
No fue incluida La Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública
¿Podemos decir que el 3 de 3 fue un fracaso?
Sí y no:
-Los nueve candidatos a gobernador que ganaron una elección presentaron su #3de3
-De los dirigentes partidistas, los 3 principales ya lo hicieron.
-De los 16 jefes delegaciones, 7, casi la mitad.
Pero,
De los 128 Senadores sólo 15 (11%)
De los 500 Diputados Federales sólo 72 (14%)
De los 1121 diputados locales, sólo 40 (3.5%)
De los 2454 Presidentes Municipales, sólo 16 (0.6%)
De los 19 miembros del gabinete, ninguno.

El verdadero gran éxito de 3de3 fue revelar qué incentivos mueven a un político mexicano hacia la transparencia:
No es la vocación democrática, no es un convencimiento en la rendición de cuentas, ni siquiera como instinto de supervivencia.
No basta con que la gente se lo exija, no basta con que el país lo necesite, es necesario o que le convenga o que haya una ley que lo obligue.
En 2015 muchos de los que estamos aquí intentamos convencerlos. No lo logramos. en 2016 tendremos que obligarlos.
Lo único que tiene de cultural la corrupción es la idea de que es imposible erradicarla.
De que están equivocados. Que no hay nada que defina mejor culturalmente a la sociedad mexicana que la solidaridad, la construcción de esfuerzos colaborativos: desde las manos chilangas que levantaron escombros en 85 a las manos chiapanecas que partieron la tortilla a la mitad y compartieron su pobreza con los refugiados centroamericanos.
Este momento es igual, tenemos una amenaza: la corrupción. Y una solución que pone al ciudadano en el centro.
En algún punto del pasado, la audacia de pedir lo imposible empezó a ser vista como una ridícula fantasía infantil. Nos conformamos con las oportunidades que se nos presentaron y dejamos en el exilio a la esperanza, desterramos de la política a la imaginación.
¿Conseguir 120 mil firmas de mexicanos y mexicanas para activar el dispositivo de iniciativa ciudadana. Y después que la vote la mayoría de los senadores y después que la vote la mayoría de diputados? ¿De una iniciativa que algunos creen que va en su contra?
Ya estoy escuchando a los realistas, a los razonables, a los críticos.
Dirán que es muy complicado, dirán que es insoportablemente ciudadano. Harán de nuestra propuesta lo que los críticos de Neruda hicieron con su poesía:

«la hicieron embudos,
la enrollaron,
la sujetaron con cien alfileres,
la cubrieron con polvo de esqueleto,
la llenaron de tinta,
la destinaron a envolver relojes,
la protegieron y la condenaron,
le arrimaron petróleo,
le dedicaron húmedos tratados,
la cocinaron con leche,
le agregaron pequeñas piedrecitas,
fueron borrándole vocales,
fueron matándole sílabas y suspiros,
la arrugaron e hicieron un pequeño paquete que destinaron cuidadosamente a sus desvanes, a sus cementerios
y luego, se retiraron uno a uno enfurecidos hasta la locura.»

Yo me rehuso a renegar de la esperanza y de apagar nuestros sueños. Innovemos, imaginemos y construyamos nuevas y mejores alianzas. Nuevas y mejores estrategias. ¿De qué se va a tratar el 2016? ¿De caminar juntos o de ponernos el pie? ¿De millones de luces que abren el camino o de una oscuridad que lo domina todo? ¿De condenarnos a los fracasos del pasado o recuperar nuestra idea de futuro? El 2016 será…
Empecemos Ya.

*El autor es Senador de la República por Chiapas.

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