Citas en lineas: ¿la última opcin para encontrar el amor o una mas viable?

Sandra de los Santos / Aquínoticias

PRIMERA DE DOS PARTES

Las aplicaciones de citas, para algunas personas, es un mercado de fichaje del amor demasiado burdo y ven con malos ojos el entrar a estos sitios. Para otros, es una forma más de encontrar lo que se anhela.

Parece absurdo que, en estos tiempos pandémicos, que se compra en línea, se toman clases virtuales, se hace «home office» haya tantos prejuicios sobre tener una cita por internet;  pero hay quienes necesitan oler a la persona, verla a los ojos de manera directa y no por medio de una fotografía para, al menos, dar el primer paso a un encuentro. No cualquiera aguanta la taza de café así sea espresso.

Me gusta pensar que no tengo prejuicios en torno a las aplicaciones de citas, aunque debo de confesar que nunca las he utilizado. Tenía tiempo platicando con diferentes personas que las usan sobre su experiencia, porque quería hacer un texto al respecto así que pretextando el 14 de febrero me dediqué a conversar con quienes quisieron compartir su historia.

Sus experiencias giran en torno a la amistad, autoestima, honestidad, la libertad sexual y las formas en las que se da o se busca el amor en estos tiempos.

Para proteger la intimidad de quienes participan en este trabajo, se utilizan nombres ficticios. Cada una de ellas tiene diferentes edades, y tienen en común que son originarios de Tuxtla Gutiérrez, aunque no solo han usado las aplicaciones de citas en la ciudad.

Liliana en búsqueda de relaciones «sexo-afectivas»

Nunca se ha encontrado a un «Simon Liviev», el llamado «estafador de tinder» versión mexicana, ya con eso pareciera que va de gane porque la vara que nos puso Netflix con el documental sobre las malas experiencias en las aplicaciones de citas es alta. Aunque la ruina económica no es el peor destino que se pueda llegar en un mal encuentro.

«Yo si tengo miedo que me salga un feminicida por eso siempre las primeras citas son  lugares  públicos, en una cafetería en donde hay personas de mi confianza», cuenta Liliana de 34 años de edad.

En Tuxtla Gutiérrez nunca ha tenido una mala experiencia en sus encuentros relacionados con la aplicación; pero en un viaje al extranjero un sujeto la siguió después de haberla ubicado en Tinder.

«Entré a una cafetería y había un tipo que me quedaba viendo mucho al grado que me hacía sentir incómoda. La aplicación me mandó una notificación de «súper like» y cuando la reviso era él, me tuve que ir y me fue siguiendo. Lo bueno que lo logré perder entre tanta gente».

La joven ha utilizado diferentes aplicaciones de citas entre ellas Tinder, Bumble, Facebook y otras que ya hasta desaparecieron. Con la que más se ha acomodado es con Bumble porque ofrece más información sobre las personas con las que se busca salir y tiene una configuración que presenta perfiles más afines a lo que se busca. La aplicación hasta tiene un casillero en el que se dice si se está o no vacunado en contra del COVID-19.

Liliana lo tiene claro y no se llama a engaño. Las aplicaciones de citas ponen por delante la cuestión física y lo «buena onda» no es algo que salga en las fotografías así que hay que dejarse llevar por lo que se ve en una imagen y los datos que ponen que pueden ser tan relevadores como superfluos. Hay quienes pueden decir su signo zodiacal o su música favorita, otros que dicen de qué trabajan o hasta cuánto es su ingreso mensual.

Lo que ella busca son relaciones «sexo-afectivas». No le interesa una relación a largo plazo, pero tampoco se arriesga a tener un encuentro sexual con alguien con quien solo ha tenido una cita.

En los seis años que lleva utilizando aplicaciones de citas ha conocido personas que se han convertido en sus grandes amigos. Al final del día recapitula, y el balance en su experiencia es bueno así que recomienda esta forma de conocer a más personas.

Me destrozaron la autoestima en Tinder

Después de seis meses en Tinder solo tuvo un match, que es cuando ambas personas coinciden en darse  «like» y pueden iniciar una conversación. A mí la cifra no me parece mala, pero luego me explica que cuando empezó a conversar con el sujeto, se dio cuenta que era un ser grotesco, y cuando ella le advirtió que si continuaba en esa dirección iba a eliminarlo, se dedicó a ofenderla. No llegaron ni a la primera cita. Lo eliminó.

«Me quedaba viendo al espejo todos los días y me preguntaba si era lo suficientemente bonita o si había puesto algo en mi perfil que espantaba a todos. Salí de Tinder con la autoestima destrozada» cuenta Sonia, quien tiene 28 años de edad.

En más de una ocasión encontró a parejas de sus amigas en Tinder, a ninguna le dijo; pero cambio de opinión cuando a quien vio fue a su cuñado. «A mi hermana sí le dije, él le aseguró que no había sido quien creo el perfil, que un compañero de trabajo se lo hizo como una broma». Después de ese suceso decidió cerrar la aplicación.

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