El hecho de que 21 de los 23 casos de miasis en humanos registrados en México en lo que va del año estén aquí es un reflejo de un colapso silencioso: el de los servicios de salud y control animal en regiones marginadas
AQUÍNOTICIAS STAFF
El enemigo es minúsculo, pero el mensaje es enorme. Chiapas concentra 21 de los 23 casos de miasis en humanos registrados en México en lo que va del año, según datos de la Secretaría de Salud Federal. El agente responsable es el gusano barrenador, una plaga rural conocida, pero que hoy reaparece en cuerpos humanos, mostrando un colapso silencioso: el de los servicios de salud y control animal en regiones marginadas.
La enfermedad afecta sobre todo a hombres de entre 17 y 86 años, en municipios como Tapachula, Suchiate, Cacahoatán, Metapa y Frontera Hidalgo. Son jornaleros, campesinos, obreros. Viven entre la frontera y el olvido.
La reactivación de la planta de moscas estériles en Metapa de Domínguez —con una inversión de 21 millones de dólares— intenta contener la crisis. Pero la pregunta no es técnica: es política.
¿Cómo es posible que una enfermedad controlada hace décadas regrese con esta fuerza? ¿Por qué el sistema de salud dejó sin vigilancia zonas de alto riesgo?
El brote no es solo un asunto sanitario. Es también un retrato social: pobreza, falta de acceso a atención médica y un Estado ausente que hoy reacciona cuando el daño ya está hecho—y es doloroso—.
En medio de cifras, moscas y diagnósticos, hay una urgencia: reconstruir la salud pública desde abajo.