Son del texto / Tina Rodriguez

Pues resulta que ahora todos se quejan de los maestros de la Coordinadora disidente, sobre todo desde las entidades afectadas y desde la SEP, pues tras el encarcelamiento de Elba Esther Gordillo Morales, las relaciones con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación mejoraron e incluso, se normalizaron –pues se disciplinaron- en torno a la reforma educativa de la discordia.
Tiene mucho tiempo que la CNTE es una disidencia política combativa, y es consecuencia histórica emanada del propio Partido Revolucionario Institucional durante el siglo pasado en que se crearon mecanismos de dominio laboral.
Para esto hay que ver al SNTE de aquel entonces, corporativo del PRI; con ese sindicato el partido tenía presencia en cada ranchería o comunidad o centro de población ejidal, ya no se diga ciudades medias y grandes; era una red barata y a la vez efectiva, antidemocrática al interior del sindicato y ante los procesos electorales: fue el corporativismo más efectivo del priismo, y de ahí la importancia de su control primero con Jonguitud Barrios y luego con Elba Esther Gordillo que, permitieron, que ese partido tuviera a través del sindicato una amplia cobertura política llamada después «cobertura electoral».
Cientos de maestros por eso fueron diputados locales y muchos más alcaldes que se enriquecieron del erario por trienios.
El PRI fomentó la herencia de plazas, los aviadores, los maestros formados para el activismo y no para la docencia; eso fue por miles en el sindicato más grande de América Latina.
¿Y qué cosa puede nacer de la descomposición sindico laboral?
Pues la inconformidad; así ha sido siempre y fue cuando en Tuxtla Gutiérrez, empezó a germinarse la disidencia, esto es la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación, la CNTE.
Pero también esa descomposición sindical generó ambiciones políticas; la maestra Elba Esther ya tenía tiempo ingresando a los niveles políticos que se le permitieron: colocaba y sacaba a secretarios de educación en las entidades del país, dominaba gran parte de la estructura de la SEP, incluso con el PAN en el gobierno, y fue evidente con el trato preferencial de Fox y Calderón hacia su persona, y de lla hacia el PAN, esto desde luego después de que el PRI y el SNTE se «divorciaron», con el pleito entre Roberto Madrazo y Elba Esther Gordillo.
Elba Esther creó su partido, el PANAL y la CNTE se radicalizó, especialmente en Oaxaca y Chiapas.
Sin Elba en la SNTE y ya éste sindicato disciplinado nuevamente, pero con la CNTE activa, desde el pacto por México buscaron ejes de control, que tenían que ser jurídicos, y lo impusieron de manera constitucional, pues no había otra opción para «modernizar» a la administración –que no la educación- del magisterio.
La reacción es la que vemos, que ha sido incluso de enfrentamientos, lo que complica la posibilidad de regresar a los maestros disidentes a las aulas, mediante acuerdos donde también existan beneficios para los docentes, que tienen uno de los peores ingresos a nivel nacional si hablamos de que tienen licenciatura después de la llamada carrera magisterial.

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