En la mira / Hector Estrada

En Chiapas aún nada bueno que informar

A casi 10 días de haberse cumplido el plazo de ley establecido por el 28 constitucional, todo parece indicar que finalmente este miércoles el gobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello, emitirá el mensaje correspondiente a su tercer informe de gobierno, en medio de un contexto adverso y resultados poco favorecedores para una gestión a mitad de camino.
El tercero sin duda ha sido el año más complicado para la actual administración, con intrascendentes obras de infraestructura, escándalos mediáticos, conflictos magisteriales, estallidos sociales violentos y un escandaloso proceso electoral que terminó minando los débiles cimientos del actual gobierno estatal.
No cabe duda que el recuento de los primeros tres años y el inicio de la acostumbrada parábola sexenal distan mucho de las expectativas con las que dio inicio la novel «administración verde». Nada queda de aquella popularidad desbordante, gestada con varios años de campaña anticipada, que hicieron posible uno de los mayores índices de votación para un candidato a gobernador en Chiapas.
Pocas veces en la entidad chiapaneca el desplome de la popularidad para un gobierno había sido tan drástico. Ha resultado desconcertante -hasta para los mismos asesores de gobierno- ver transitar a un gobernador con los mayores índices de popularidad y aprobación a las más escandalosas estadísticas de rechazo popular.
Sí, aunque parezca difícil de creer para quien se ha ausentado de Chiapas durante los últimos tres años, Manuel Velasco (quien durante los últimos meses ha sido causa de manifestaciones multitudinarias y violentas en rechazo a su política interna) es el mismo político que en 2012 obtuvo el record histórico del 64 por ciento de las votaciones.
Nada queda de aquellos eventos masivos llenos de abrazos, vitoreos y vivas para el ex senador y gobernador recién llegado. Con el paso de su tercer año de gobierno se ha convertido en un mandatario distante, que pareciera gobernar desde una realidad alterna donde las cosas marchan «viento en popa».
Muestra de lo anterior es el slogan con el que se promociona su tercer informe como un «Gobierno que atiende, escucha y cumple». Nada más lejano de las palabras con las que los chiapanecos podrían definir a la administración actual; a la que sólo le bastaron tres años para definirse a si misma en el imaginario colectivo.
Y es que no se trata de hacer leña del árbol caído. Sobre todo cuando de ese árbol depende el bienestar de todo un estado y miles de familias. Por eso la necesidad imperiosa de exigir una recomposición del camino, de redireccionar el barco y cambiar muchas de las formas y estrategias de gobierno que definitivamente no han sido efectivas.
Ojalá con la segunda mitad del sexenio que aún transcurre también lleguen por fin los aciertos y las buenas decisiones, la reivindicación y la determinación de construir un gobierno que verdaderamente escuche, atienda los problemas coyunturales, acate las leyes y respete las decisiones ciudadanas. Espero no sea mucho pedir, por el bien de Chiapas.

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