En la Mira / Hector Estrada

En Chiapas, mal y de malas

Los recientes resultados emitidos por la Encuesta Nacional 2016 del Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE) dejan de manifiesto en cifras lo que muchos perciben a diario, pero no podía corroborar a ciencia cierta: en Chiapas la estamos pasando muy mal y no se ve pronta recomposición de la situación.
Y es que, de acuerdo a la Encuesta Nacional Primer Trimestre 2016 de GCE, la percepción sobre la situación político-social estatal es una de las más desalentadoras del país. Los chiapanecos, se ubican con los veracruzanos y morelenses entre las poblaciones menos contentas ante la situación actual de sus estados y sus respectivos gobiernos.
Para poner más claro el asunto. Según esta encuesta, actualmente el 91 por ciento de los habitantes de Chiapas considera que existe un descontrol sobre la situación social que enfrena su entidad y, por lo tanto, que las autoridades locales están plenamente rebasadas por los conflictos existentes.
Se trata de una cifra sobre percepción social que debería sentar senda inquietud entre los administradores de la comuna chiapaneca, tomando en cuenta que el promedio nacional no rebasa el 64 por ciento. Así es como hoy las principales preocupaciones centrales de los chiapanecos son la inseguridad, la pobreza y la ingobernabilidad.
Ante las cifras mencionadas no deberían sorprender los niveles de desaprobación generados por el joven gobernador chiapaneco. A decir de GCE, en promedio, el 79.4 por ciento de la población califica como reprobado el desempeño de Manuel Velasco al frente del Gobierno de Chiapas. Sus resultados negativos sólo son superados por el gobernador de Veracruz, Javier Duarte.
A la pregunta de «En general, ¿usted aprueba o desaprueba la gestión del gobernador de su estado?», Duarte obtuvo un 84 por ciento de desaprobación, Velasco 79 por ciento y Graco Ramírez 75 por ciento, según las 600 encuestas vía telefónica realizadas en cada estado y que forman parte de las 19 mil 200 entrevistas realizadas a nivel nacional por la casa encuestadora, cuyos datos fueron presentados por el propio presidente y director de GCE, Liébano Sáenz y Federico Berrueto, respectivamente.
Se trata de cifras seriamente preocupantes para las carreras y aspiraciones políticas de los mandatarios estatales peor evaluados. Sobre todo para quienes aún les restan más de dos años para concluir sus respectivas administraciones y entre sus proyectos todavía se vislumbran anhelos presidenciales. En muchos casos, cada vez más guajiros.
Al tema Chiapas hay que sumarle los últimos resultados del último Informe Especial de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) sobre las Recomendaciones en Trámite dirigidas a las Autoridades Federales, Estatales y Municipales, donde el Gobierno de Chiapas se ubicó en el primer lugar dentro de los estado con mayor número de recomendaciones por violación a los derechos humanos, y el cuarto lugar entre los organismos con este mismo tipo de procedimientos.
Con los resultados anteriores, cada vez quedan menos dudas de que la percepción en las calles no dista mucho de esa realidad cuantitativa basada en cifras oficiales, y que en Chiapas la población evidentemente no la está pasando bien. Por eso estos resultados deben abordarse con responsabilidad y disposición de autocrítica, pues de lo contrario las cosas no pintan para ningún buen futuro inmediato.

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