En la Mira / Hector Estrada

Éxodo africano a Chiapas, la nueva crisis humanitaria

Ante la inacción gubernamental, en Chiapas una nueva problemática humanitaria se ha agudizado durante los últimos meses en la zona fronteriza con Guatemala. Se trata del creciente éxodo migratorio ilegal de africanos, haitianos y cubanos que tan sólo durante el mes de septiembre sumaron más de 11 mil 900 dentro de los registros de la estación migratoria Siglo XXI en la ciudad de Tapachula.
Más allá de la complicación migratoria gestada por la corrupción dentro del Instituto Nacional de Migración (INM), el arribo masivo de migrantes se ha comenzado a convertir en un problema de índole social. La falta de albergues, alimentos para las personas en tránsito y el aumento de la indigencia en las calles de lugares como Tapachula se han vuelto una nueva realidad poco a poco más incómoda.
Pese al silencio de algunas autoridades competentes como la Secretaría para el Desarrollo de la Frontera Sur y Enlace para la Cooperación Internacional, a cargo de Adolfo Zamora Cruz, el aumento migratorio procedente del Continente Africano ha presentado repuntes alarmantes durante los últimos dos años.
Así, mientras en 2013 sólo se registró el ingreso de 668 migrantes procedentes de África, para el 2014 la cifra había incrementado a mil 279, pasando a tres mil 200 ingresos ilegales en 2015, teniendo su repunte más sorprendente durante el segundo trimestre del presente año cuando las estadísticas promedio reportaron hasta 400 personas por día.
El propio alcalde de Tapachula, Neftalí del Toro Guzmán, reconoció ya que la situación ha elevado la cifra de indigencia en la ciudad, así como el incremento de faltas administrativas por el consumo de bebidas alcohólicas en espacios públicos. Son personas que, mientras esperan sus trámites de tránsito legal, pueden esperar entre dos o tres meses en la ciudad para poder seguir su paso hacía los Estados Unidos.
Si bien resulta irresponsable criminalizar a los migrantes por su situación o pensar que la solución de la problemática dependerá solamente de una de una decisión unilateral, la realidad es que semejante situación no ha merecido siquiera al pronunciamiento o acción de alguna autoridad estatal para la elaboración de un plan o programa especial para atender la situación.
Adolfo Zamora Cruz y su Secretaría para el Desarrollo de la Frontera Sur y Enlace para la Cooperación Internacional se han limitado simples actividades altruistas como la entrega de víveres distribuidos junto a miembros de la iniciativa privada el pasado 23 de septiembre dentro de diversos albergues administrados por organizaciones civiles.
No hay verdaderos proyectos de atención al escenario de excepción que hoy se vive en la frontera sur mexicana. Para las autoridades competentes la situación no ha sido asunto de relevancia para sus agendas. Se trata de una problemática que hoy se desarrolla entre la incapacidad y el desinterés, pero que podría ser causa de atención urgente hasta que el tema alcance las complicaciones que ameriten la atención gubernamental.

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