Semana mundial de Lactancia Materna 2021 / Claudia Corichi

La Organización Mundial de la Salud y UNICEF recomiendan: leche materna como alimento exclusivo de los bebés durante los primeros 6 meses de vida, que inicie en la primera hora después del parto, a libre demanda y evitar el uso de sustitutos. La leche materna proporciona todos los nutrientes necesarios para crecer y desarrollar plenamente su sistema inmunológico.

Sin embargo, lograr una lactancia plena y exclusiva no sólo depende de campañas de fomento y concientización, sino de políticas públicas tangibles, que abarquen disminución de cesáreas, partos humanizados, creación de bancos de leche, ampliación de licencias de maternidad y paternidad, existencia de lactarios adecuados en los espacios de trabajo, y un largo etc., que evidencia la falta de voluntades reales en la materia, sin una política nacional coordinada.

El lema de la Semana Mundial 2021 es «Proteger la Lactancia Materna: Una Responsabilidad Compartida» centrado en evitar la discriminación de las madres lactantes en cualquier ámbito, ofreciendo apoyo familiar y comunitario, además de políticas equitativas de igualdad.

Tenemos una oportunidad inigualable para crear una cadena amplia y efectiva de apoyo para la lactancia materna, que incluya sistemas de salud, lugares de trabajo y comunidades en todos los sectores sociales. Parece fácil lograrlo, pero hasta ahora no lo ha sido. Viví en carne propia las dificultades para lograr una lactancia plena ya que, cuando me convertí en madre por primera vez y fracasó mi intención de tener un parto psicoprofiláctico, me propuse lograr la lactancia de mi hijo a toda costa, al menos 6 meses. Poner en práctica esta decisión fue tan complejo, muchas veces con lágrimas en los ojos estuve a punto de desistir, la falta de conocimiento en el tema, el dolor intenso por no haber formado el pezón en los primeros días –al menos en mi caso, que no en todos–, e incluso la desvinculación con tan milenaria tradición me quedó clara cuando no encontré más de una amiga que hubiera amamantado por un periodo largo y con la propensión de muchas personas a pedirme «ser más práctica» o «dejarlo por la paz».

Me salvó mi terquedad, encontrar grupos de apoyo, estar fuera de un esquema rígido de tiempo en ese momento y ver a mi hijo pegado a mi pecho. Saber que estaba haciendo no solo lo correcto, sino entregando el regalo de amor, de vida y de salud. El éxito con mi segunda hija (amamantada por 3 años) es parte de un conocimiento adquirido y de una convicción en el tema, porque la leche materna es la primera inmunización que podemos regalarles a nuestros hijos.

Hoy más que nunca y frente a la crisis de salud y la economía, la lactancia es un arma poderosa que debemos fomentar y amplificar.

Por una lactancia materna plena, compartamos nuestras experiencias y respaldemos a muchas más.

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