Tubo de ensayo / Rene Delios

Si la situación en la entidad fuera tan álgida como lo dicen los contras a la presente administración el presidente de México no viene a la entidad.
Sin embargo los más se fían en las redes sociales cuyos contenidos son manipulados a modo por miles, y eso es tan malo como la censura que busca ocultar la verdad; la Manipulación de contenidos en las redes distorsiona la realidad, la vuelve elástica, y eso facilita que se le cuelguen más versiones hasta que hay varias con un mismo origen, como sucedió con el caso Chamula, que ya noche del domingo versaba sobre un desafío de guerra al gobierno de Manuel Velasco Coello, cuando no era cierto.
La sola mención del uso de un arma de alto calibre, de uso exclusivo para fuerzas armadas advierte la posibilidad de que existan otras en poder de éstas personas, pero a la vez alerta a las autoridades incluso militares, de contrabando de armas en el municipio indígena ¿o para qué contar con un arma de alto poder en una manifestación pública, que se supone pacífica, y a la que tienen derecho siempre y cuando no lesionen los derechos de terceros?
Y pues sucedió: unas balas hirieron a policías estatales muriendo uno de ellos, aun fueran desarmados aplicar la ley federal de vías de comunicación.
No me sorprende leer versiones de que Chiapas es un polo de corrupción.
La verdad lo ha sido siempre: la entidad ha sido saqueada no solo por los que han llegado al poder, sino también por los que se le alían; mientras los rezagos como los resentimientos sociales se fueron acumulando y como sucede desde 1994, brotan ya con mucha frecuencia y lo más fácil y cómodo para sus impulsores es plantear acusaciones sin más pruebas que la voz propia.
Así, en Tuxtla para los seguidores de Paco Rojas hubo fraude y hasta exigen que todos los tuxtlecos –a cuyo 70 por ciento ni le importa: ¡no voto!- que lo crean y que los apoyen; los chamulas a nombre de la democracia que no han practicado nunca, se manifiestan inconformes por el resultado electoral en su municipio, y hasta circuló en redes un comunicado de «levantamiento de armas» en caso de no ser escuchados.
El solo comunicado en las redes era fuera de contexto y con el objetivo de generar zozobra, pero la base social chiapaneca ni se inmutó pues la lógica señala que en cuanto a una declaratoria de guerra por parte de los tsotsiles, pues tendría que entrarle el ejército y ahí sí que no valen cuestiones antropológicas ni etnológicas de los señores: desafían al Estado mexicano.
Pero no sucedió eso; no era cierto: una manipulación en las redes.
Así, con las tantas marchas y paros o bloqueos sectoriales o seccionales, no se puede decir que el estado de Chiapas está en caos; no lo están ni Guerrero ni Veracruz aun la alta presencia criminal en éstos.
Chiapas está jodido, eso sí, sin ninguna prospectiva de crecimiento que presumir, ante un estancamiento no solo económico sino también político que no es fácil desenredar luego de tanta corrupción en los mandos medios del gobierno; en los intereses no solo creados sino cruzados entre políticos; en los criterios confusos de la democracia en los partidos políticos y su actores funestos que de siempre quieren las candidaturas para ellos o sus grupos, y en la intolerancia bizarra en un buen de participantes sociales sean activistas o ciudadanos que, sienten que su verdad es única, incuestionable, porque la de los otros es corrupta, vendida, acarreada.
Y todo eso «lo suben» a la red, ya como verdad, y a la apreciación de cada particular.
O sea que son una postura parcial con muchos matices que deforman la realidad a partir de un mismo punto: su óptica.
Y la otra, «la de tiempo real» es que el presidente viene hoy a Chiapas, a Tapachula, sin problemas de escenario social alterado, álgido, efervescente.

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