Tubo de ensayo / Rene Delios

Desde luego que muy aparte de los problemas de la seguridad en la nación y en especial en algunas entidades del país, está la cuestión de que en México habrán de reforzarse las medidas para que las cárceles sean en verdad de alta seguridad.
La fuga de El Chapo Guzmán sigue pesando en el ánimo público que presionó bastante para que algún «pez gordo» pagara por esa evasión de la cárcel del Altiplano que alcanzó resonancia mundial, y volvió a colocar a México entre las naciones más corruptas del mundo, y elevó los tonos hacia el rojo en la relación de cooperación de seguridad entre nuestro país y EU, nación en dónde la verdad tuvieron mucho cuidado en emitir una versión oficial adversa, aunque no faltó la observación de Donald Trum quien solo externó «se los dije».
Las fugas en las cárceles mexicanas son constantes desde hace muchos años, lo que denotaba ya una fragilidad en la estructura de vigilancia interna, los llamados custodios, que si no son parte del problema tampoco de la solución y que ahora, siete de ellos vuelven a ser llamados a cuentas por la autoridad investigadora, en un riesgo medido por parte de éstos pues, desde luego son los primeros en ser investigados por su cercanía con los maleantes presos y desde luego, conocedores de la infraestructura de los penales y sus más íntimos recovecos.
Nada parece indicar ahora que se va a ir algunos de los más indicados para ello, y desde luego mencionados en muy diversos espacios de análisis políticos, en momentos en que el presidente Enrique Peña Nieto se encontraba fuera del país y establecía lasos nuevos en la relación con Francia, un tanto áspera por la forma en que se procesó a Florence Cassez durante la administración de Calderón, que la acusó de coparticipe en un secuestro, violando todos los protocolos de procedimientos a extranjeros –al estilo del medio oriente y de García Luna-, lo que motivó la reacción del gobierno galo que, le entró, con todo por su nacional.
Desde luego que esa corrupción en la administración de justicia se integra a la de la procuración de justicia y para colmo, ahora a la de la aplicación de esa justicia en las cárceles de México, bastante inseguras para mantener dentro a los delincuentes más peligrosos del país, y de ahí el punto del país vecino en solicitar su extradición.
Sin embargo en éste país el aparato está más ocupado en proteger la imagen del secretario que en decir qué van a hacer para que las cárceles en éste país sean en verdad de alta seguridad para cuidar, guardar, mantener a dentro a los capos del crimen organizado.
Digo, porque Joaquín Guzmán Loera fue detenido -¿se acuerdan?- por el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, en 1993. Ocho años estuvo preso y se produjo su primera fuga, que le permitió vivir en libertad por trece años, hasta que fue detenido nuevamente y enviado a otro reclusorio de alta seguridad por 17 meses más.
Va estar difícil que lo agarren; ya agarró colmillo.

Matraz

Solo espero que de darse, no se repita la era de Araujo Sánchez, digo, desde ambos niveles de gobierno, porque los tuxtlecos serán los más perjudicados.

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