Tubo de ensayo / Rene Delios

Foto: AFP

Nunca se había visto un presidente tan ágil para caer mal

– ¿No hubiera sido más sano que primero llegara Hillary?

La sola invitación al magnate hace ver al mandatario mexicano no solo ante el país, sino ante el continente mismo, como un personaje manipulado; ya es el tiempo en que, las cosas de la política internacional no pueden disociarse de la interna y éste señor presidente de México goza quizás, la más baja popularidad que presidente alguno ha tenido en la historia política del país y, antes de las elecciones mismas, acaba de enterar a su partido y, seguramente eso no fue bien visto en el edificio sede de tricolor -¡No me ayudes compadre!- en Insurgentes Norte, allá en la ciudad de México, hasta dónde llegó el aspirante gringo a ¿qué?
Donald Trump ha usado el tema del cuasi racismo como medida de explotación morbosa de la xenofobia que, sí existe en su país. Esa sola idea como estrategia proselitista debería advertir que el magnate conoce esa parte sensible en su país, pero también, sabe, que la migración llamada peligrosa, no lo es tanto para los estados del sur de su nación, en dónde los finqueros y prestadores de servicios como hoteleros y restauranteros, se benefician sustancialmente de los latinos en el pago de calidad a cambio de bajos sueldos por su condición de ilegales.
Así, desde trabajadoras domésticas hasta chef incluso, cobran miserias en comparación a los nacionales o nacionalizados.
Pero muy aparte de eso, no se vio bien la determinación de «hospitalidad» entre los mexicanos, desde los humiles hasta los empresarios; hay un nacionalismo secreto entre nosotros que ¿el presidente no conoce?
Pues se manifestó por todo el país y de plano colocó a éste mandatario de México, en los más bajos índices de aceptación que haya alcanzado gobernante mexicano alguno.
Ahora sí que el que sabe sumar también sabe dividir.
Qué bueno es para caer mal.

Matraz

Insistir en que los bloqueos no afectan la economía estatal es una verdadera estupidez.
Muy aparte de lo que se roben en el gobierno –que muchos han «subido» a las redes como justificación-, aparece que la llamada CNTE no presiona al gobierno federal, sino a los ciudadanos y éstos, solo le responden con indiferencia.
La misma que le aplica el gobierno federal pues, su movimiento no es nacional, si acaso regional en la parte del Pacífico y, eso parcial porque en Guerrero y Oaxaca, nada más no logran toda la cobertura geográfica.
Una cosa es clara: no es un movimiento magisterial; no es propósitivo y sí combativo; el gobierno tampoco pues es unilateral.
Ambas partes son una desgracia para los infantes.

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