Tubo de ensayo / Rene Delios

Luego que la rectora de la Universidad Veracruzana protestara porque el gobierno estatal de esa entidad no le radicaba el varo suficiente para su operatividad, las demás en el país con rectores de valor, empezaron a hacer pública su situación financiera.
Para marzo de éste año en que Sara Ladrón de Guevara hubo de marchar por las calles de Xalapa hasta la plaza pública para demandar recursos para el alma mater jarocha, ya ésta tenía un gigantesco boquete financiero que había creado en la economía universitaria una seria crisis operativa.
Ese fue el motivo por el cual miles de universitarios e incluso instituciones solidarias como la normal de Xalapa, y escuelas incluso particulares de Poza Rica, Tuxpan, Veracruz, Xalapa, Córdoba, Orizaba, Coatzacoalcos y Minatitlán, llegaron esa vez a apoyar a Sara, porque estaba «luchando por su comunidad», en una solidaridad inusual pero comprensible ahora, ante un gobernador irresponsable que no diferenció sector alguno: a todos les quitó recursos, a grado tal que hasta las cuotas de los trabajadores al Infonavit o a agencias de autos, no se entregaron en dos años y ahora corren riesgos de perder esas propiedades.
Meses después, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público retuvo a la Universidad Autónoma de Zacatecas 136 millones de pesos de participaciones federales, por la falta de pago de impuestos en 2015 y 2016, tomándolos de las participaciones mensuales que se hacen llegar a través de la Secretaria de Finanzas estatal.
El día de la denuncia –el pasado 13 de octubre- el rector, Antonio Guzmán, dijo que la medida tomada por Hacienda ante los adeudos fiscales dejó a la Universidad sin recursos, incluidos los que se destinan para pagar la nómina, afectando a al menos cinco mil trabajadores, entre administrativos y personal docente; todos esos adeudos competían al pasado rector, Armando Silva, quien concluyó su encargo el 6 de septiembre de éste año.
Pero por aquí aparece el chirrión: los universitarios acusaron equívocamente a Marcela Andrade, quien es responsable de la unidad de administración central, ante los estados, de la Recaudación del Servicio de Administración Tributaria o SAT; la señora negó una audiencia solicitada desde hace un par de meses para conocer los adeudos de la UAZ con el fisco; desoyó, al parecer desde esa oficina al pasado rector le invitaron varias veces a negociar, y nunca asistió a ello y ahora el ultimátum fue aplicado directo a la partida federal.
A diferencia de la UV que depende del gobierno jarocho, la de Zacatecas como la Unach, es autónoma, esto es le dan su varo anual y de ahí se administra sola, por eso es que el nuevo rector de la zacatecana pregunta ¿Por qué no se pagaron los impuestos en su momento, si se recibieron todas las partidas?
Y ya que mencionamos a la Unach, hay comentarios de que en la alma mater chiapaneca las retenciones por concepto de cuotas de Issste, fovisste, SAT, vivienda, prestamos fovisste, no las están reportando a éstas dependencias desde hace unos meses, y las están reteniendo –o usando- las autoridades de la Unach, pues es seguro que a la máxima local también le llegó el recorte financiero del que nadie habla a sabiendas que no tiene nada contento al ejecutivo estatal, porque esa falta de varo es lo que contribuido con creces a la poca popularidad de la presente administración.
Sea porque no les llega el flujo de recursos como debiera o porque estén subsistiendo de las cuotas de los trabajadores administrativos o académicos, el rector de la Unach, Carlos Eugenio Ruiz Hernández, debe hablar ahora o arriesgarse a padecer lo de la UV o la UAZ, en esta especie de crisis copiada.

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