Viven en la calle 7 de cada 10 perros en Chiapas

Organizaciones defensoras de los derechos animalistas, así como autoridades sanitarias, manifiestan que en Chiapas no hay día en que no se reporten dos perros o más, con signos de violencia o abandono en los 124 municipios de la entidad

Ana Liz Leyte / Aquínoticias

Por cada vivienda particular habitada en Chiapas, se estima hay un perro que la cuida o la cuidó.

En el marco del Día Mundial del Perro, —el cual se conmemora cada 21 de julio— organizaciones defensoras por los derechos de los animales, señalan que del millón 351 mil viviendas que encuentran habitadas en el estado hay por lo menos un perro que vive o vivió en una de ellas.

A pesar de que no exista una cifra oficial, organizaciones civiles como Huellas Chiapas y Movimiento Animalista para Chiapas (Mapach), han remarcado que alrededor del 70 por ciento de los perros que fueron comprados o adoptados por alguna familia en Chiapas, fue abandonado, donde las razones son múltiples.

Este dato, se relaciona a las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ente no gubernamental que destaca que el 70 por ciento de los perros en el mundo no tienen un hogar.

Donde hay un perro en situación de calle, hay un «ciudadano», una familia irresponsable poca apta para convivir con uno de los seres vivos más nobles y cariñosos, menciona Narcedalia Gordillo Mayor, fundadora e integrante de Movimiento Animalista Para Chiapas.

La activista señala que abandonar y matar a perros es una crueldad humana que abunda en Chiapas, que ha sido históricamente tolerada y permitida por los 124 ayuntamientos del estado.

«Matar a esos perros es seguir solapando a los irresponsables que tiran a los animales a la calle… el problema no es el perro, es quien lo deja en la calle, es la persona», cuestiona.

Sólo en Tuxtla Gutiérrez, expone Gordillo Mayor son dos perros domésticos los que son abandonados al día, donde estos caninos se suman a la cifra negra de animales maltratados en la capital, acción que exhibe la descomposición en el tejido social.

Por su parte, Claudia Cisneros, integrante de la asociación civil Huellas Chiapas, indica que a pesar de que las estadísticas de la violencia en contra de animales son incalculables en Chiapas por falta de información oficial, como «abogados de los animales» estiman que al día son entre cinco a 10 las denuncias que se reportan por abandono, maltrato y crueldad hacia perros y gatos.

«Diario estamos recibiendo cuando menos cinco reportes, desde perros atropellados, o abandonados en casa, abandonados en vía pública se han incrementado tres veces», lamenta.

Pese a que este fenómeno se ha visibilizado como una acción que lastima a la sociedad, la activista destaca que, desde el año 2020, Chiapas ha pasado por una fase de alarma, ya que las peticiones de ayuda y reportes por maltrato animal se han triplicado.

«Estamos viviendo en nuestro estado unas de las etapas más terribles de maltrato… estamos recibiendo las peticiones de ayuda, los reportes de maltrato, se han triplicado; estos casos han ido en aumento alarmante», dice.

Además, Alfredo Ruiz Coutiño, director de Protección Contra Riesgos Sanitarios de la Secretaría de Salud de Tuxtla Gutiérrez, refiere que esta situación se ha desencadenado en la capital chiapaneca, donde se estima que por cada cinco ciudadanos se encuentra un perro en situación de calle.

«Un dato que nos proporciona la Coordinación Estatal de Zoonosis es que por cada 5 ciudadanos que habitan en el municipio de Tuxtla, se encuentra un perro en situación de calle», expone.

Lo anterior se traduce a que se encuentran más de 120 mil caninos en esta situación, al existir 604 mil 147 tuxtlecos.

El maltrato animal, resalta el funcionario que va más allá de ejercer violencia física en contra de un perro, sino que es también el mantenerlo amarrado en las azoteas, bajo el sol y la lluvia o en este caso abandonarlo.

Pese a esta situación, organizaciones, colectivos y ciudadanos han insistido tanto al Estado, como a la sociedad en general en trabajar en la empatía como sociedad, haciéndose cargo de perros de la calle heridos, enfermos, abandonados y a punto de fenecer, con interés de que estos tengan una mejor calidad de vida.

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