En la Mira / Hector Estrada

Huachicoleo en Chiapas, una bomba de tiempo

De manera silenciosa y sin acaparar las portadas de los principales medios de comunicación, el robo y venta ilegal de combustible en Chiapas provoca actualmente pérdidas diarias por más de seis millones de pesos. Se trata de un problema que además representa una actividad de alta peligrosidad para la población en diversos puntos de la entidad.
Según datos de la Unión de Distribuidores de Gasolina de Chiapa diariamente ingresan a México desde los municipios fronterizos de la entidad chiapaneca alrededor de 400 mil litros de gasolina proveniente de Guatemala. Sin regulaciones aduanales, sin pagar impuestos para su venta en territorio nacional y con los riesgos que implica su transportación ilegal se ha convertido en un negocio que hoy tiene en la quiebra a varios empresarios locales.
A decir del diputado federal Carlos Alberto Morales Vázquez, los huachicoleros negocian a plena luz del día entre Guatemala y Chiapas vendiendo el combustible a mitad de precio de lo que cuesta normalmente en las gasolineras del estado, además de que la mezclan con etanol o solventes para hacerla rendir y obtener más ganancias sin importar los años que puedan causar.
La venta ilegal se da incluso frente a autoridades locales o aduanales que, en la mayoría de los casos, se hacen «de la vista gorda». En la comercialización participan hombres, mujeres y niños que no cumplen con ningún protocolo de Protección Civil para minimizar riesgos, por lo que la tragedia se mantiene «al filo de la navaja» en varias comunidades y carreteras de Chiapas que funcionan como almacenes irregulares.
Durante el 2019 la Fiscalía General de la República logró el decomiso de más 2 mil litros de gasolina en diferentes puntos estratégicos de la geografía chiapaneca. Sin embargo, tan sólo en lo que van de 2020 los agentes federales aseguraron cuatro mil litros de combustible robado en la vía Trinitaria-Comitán, convirtiéndose en uno de los aseguramientos más importantes dentro de Chiapas.
Se trata de combustible comprado a bajo costo en los establecimientos guatemaltecos para luego vender el litro en Chiapas cuatro y cinco pesos más barato que en las gasolineras formalmente establecidas. Y los comerciantes ilegales no necesitan esconderse. Son perfectamente identificables a orilla de carretera, dentro de los municipios fronterizos de Chiapas, con el combustible expuesto a tambos y galones sin medidas de seguridad.
Pero el asunto va más allá de los evidentes riesgos que significa su venta ilegal. El incremento de expendios irregulares y el aumento en el ingreso de combustible también ha puesto en «jaque» a las gasolineras y los empleados que dependen de ellas. Según una investigación hecha por Noticieros Televisa, durante los últimos años las ventas se han desplomados en alrededor de un 70 por ciento, afectando a 50 gasolineras de la región y provocando el despido de al menos 500 empleados.
Es un problema de alto riesgo y competencia desleal que transcurre sin las mayores complicaciones, que genera numerosas pérdidas para la economía local y la preservación de empleos; pero también que mantiene latente la posibilidad de tragedias provocadas por la irresponsabilidad de los traficantes, la inconsciencia de los consumidores y, sobre todo, la complicidad de autoridades corruptas que se han beneficiado durante años a costa de este negocio ilegal… así las cosas.

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