En Sintesis… / Vinicio Portela Hernandez

El chantaje no pegó, Bersaín al fresco bote

Hay personajes de vida pública que sus acciones son siniestras, tienen tintes vandálicos y gansteriles. Uno de ellos es el líder transportista Bersaín Miranda Borraz, un tipejo tan funesto que su vida está llena de chantajes y amenazas con tal de conseguir lo que quiere a costa de lo que sea y seguir mamando del presupuesto lo que pueda.
Quiso aterrorizar a la población de la capital del estado, amenazó y cumplió con realizar bloqueos que perjudicaron solamente a la población y al comercio, que tuvo que sufrir el embate del tráfico y la cerrazón de los transportistas.
Lo que pasa es que Bersaín Miranda Borraz piensa (tengo fe que piense el señor) que haciendo estas «estupideces» y convocando a los trabajadores del volante podrá someter a la autoridad como en antaño y esos tiempos ya pasaron, el líder transportista ya no puede quitar y poner al Secretario del Transporte que más le convenga, ya no puede hacer operativos en contra de sus adversarios, ya no puede disponer a sus anchas de las concesiones para que las otorgue a quien más le convenía o venderlas a su libre albedrío.
Bersaín siempre quiso ganar-ganar, amenazando a la sociedad y tratando de someter a la autoridad con movilizaciones, paros y bloqueos. Por una parte andaba de «canino» buscando un «hueso» para las próximas elecciones y esta farsa del movimiento transportista quiso ser la carta de presentación y mostrar un supuesto «músculo» para que lo viera el Gobernador Manuel Velasco Coello.
Pero Miranda es un dos caras, un hipócrita adulador, primero, porque por un lado se proclama fiel a la administración actual (al igual como lo hizo en los pasados gobiernos de Albores, Salazar y Sabines) y por otro le quiere alborotar el gallinero a El Güero. Segundo, esta movilización y bloqueo también pretendía hacer subir las tarifas del transporte público, donde pueden llegar hasta los ocho pesos por pasaje en Tuxtla, lo que implicaría darle el golpe final a la economía familiar que ya de por sí está jodida con el aumento de la canasta básica y los gasolinazos.
Pero como dice el refrán: «a cada cochi le llega su madrugada» y ahora el todopoderoso transportista descansará tras las rejas en El Amate, por el delito de Motín, ya que le cumplimentaron orden de aprehensión, pero no se va solo, también le pusieron el guante a otro de sus compinches de la Alianza del Autotransporte, a Franklin Herrera quien nada más traía un arma de fuego calibre .45 mm, así que este último también tendrá que vérselas con la Procuraduría General de la República.
Hay que decir que esto no acaba aquí, ya que también están siendo buscados más cómplices de Miranda Borras y están en calidad prófugos de la justicia: Octavio Orantes Pastrana y Octavio Gutiérrez Ruiz.
De estas detenciones se espera que empiecen a jalar la hilera de la corrupción empezando con las concesiones, las cuales los líderes transportistas, como don Bersa, tienen centenares en todo el estado y con ellas amasan inmensas fortunas que les permiten traer chofer, secretario, carga-maletas, limpia-sudor, corre-chepe, auto del año, oficinas lujosas, vestirse de marca y hasta comprar candidaturas, prometer miles de votos y acarrear gente. Porque para ser justos esas concesiones se deberían de quitar, desaparecer o, mejor aún, dárselas a los verdaderos trabajadores del volante, a los que se acaban el riñón manejando ocho y hasta 12 horas seguidas para que luego su «patrón» les exijan cuantas impagables el turno y ellos apenas alcancen para sacar el día.
A Bersaín Miranda se le acabó el chantaje y la amenaza, se le terminaron sus días de porro y perdonavidas, ahora tendrá que enfrentar a la justicia sin las pleitesías de antaño, con los pues en la tierra y con la cara tras las rejas.

Terminé

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