La invisibilidad politica como lastre al que nos acostumbramos / Álvaro Robles

La invisibilidad fuera popularizada allá por 1897, por H.G. Wells en su obra El hombre invisible. Esa propiedad física es buscada por distintas científicos y hay miles de páginas de investigación basados en la teoría de los meta materiales, cuyas propiedades electromagnéticas dependen de la estructura del objeto. Seguro muchos grillos -que no políticos- en Chiapas quisieran invertir en ello para hacer más contundentes la transparencia de sus cuerpos y evitar que los molestos ciudadanos y la muy ingrata prensa y redes sociales les incomoden en su zona de confort y en su práctica cotidiana de acumular riqueza.
Pese a que la ciencia aún no resuelve esto, ay quienes hacen su luchita y alcanzan logros extraordinarios. Es casi un deporte que practican algunos de nuestros hombres y mujeres de la grilla local. Unos porque están y no hay quien los vea, otros porque procuran no ser vistos y se esconden en las cuevas de su poder, y hay a los que ni se les ve, y mucho menos, se les considera. Éstos son los verdaderos magos de la invisibilidad.
Ahora que, también hay aquellos afectados por la obsesión fotográfica, que saturan a la gente con su imagen y se vuelven invisibles por saciedad o cansancio. Pero los más peligrosos son aquellos que tienen poder y establecen las directrices sobre lo que se debe de ver o no. Son los que manejan los hilos de los títeres que vemos. Éstos son los peligrosos
¿A qué viene todo esto? Pues que de los problemas financieros que hay en Chiapas, nadie se ha acordado del Secretario de Hacienda. Tanta pompa en su nombramiento y nada que alguien se acuerde de él. No tenemos una respuesta del secretario de la función pública al respecto (que a todo esto, ¿quién es?) que aclare el panorama de lo que realmente sucede. La federación con sus órganos de control está calladita. Los que recibieron o tienen el dinero que hace falta, está mudos y quietos. Solo vemos imágenes de lonas; de UN empresario hablando sobre irregularidades e intentos de soborno. Vemos el rostro amplificado de quien culpan como responsable de los desmanes financieros de Chiapas, el mexiquense Sandoval Jafitt y de golpe y porrazo lo colorean como un satán.
Pero la lucha real, la que trasciende al espectador es básicamente la apariencia. No pretendo defender lo indefendible, pero las deudas a que aluden tanto estos empresarios, como los constructores, es de varios años. ¿Cómo pudieron tanto gobierno como empresarios llegar al punto de acumular deudas que llevan casi toda la administración? ¿Por qué la denuncia o hartazgo se da tres años después? ¿Cómo no se ha recurrido a los tribunales desde el primer semestre? ¿Qué pactos entre unos y otros, dejó que la incuria creciera hasta tal punto? ¿Porque hoy se hace visible un problema de varios años?
Cuando pensamos en gobierno, regularmente pensamos que es como una nube que flota, pero el gobierno está lleno de personas. La tranza que hoy trasluce la molestia de los empresarios, tiene como marco incluso la complicidad de ambos lados de esta discusión pública. Culpables unos, pero igual culpables los otros. Ambos muestran cartas al público pero igual se reservan cartas, que ahonda la invisibilidad a la que aludimos de inicio. Porque al final, se está haciendo negocios con el dinero público. Y mientras esto sigue en ciernes, los que están tras bambalinas, toman café y comen galletitas.

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