“Nearshoring”, oportunidad y retos / Claudia Corichi

Tras una crisis, aparece una oportunidad, se dice comúnmente. En la etapa más crítica de la pandemia, el comercio internacional resintió el impacto en las cadenas mundiales de suministro de bienes y servicios; la magnitud de la interrupción de los flujos comerciales fue tal que detonó una inflación de carácter global que recién empieza a ceder.

El incumplimiento de los plazos de entrega, los desajustes logísticos y la falta de insumos son sólo algunas de las razones que obligaron a decenas de compañías a repensar cómo evitar en el futuro una circunstancia similar, debido a la gran dependencia de China. La medida supone un cambio de paradigma en el comercio exterior impulsada por Estados Unidos, mediante la reubicación de sus fuentes de abastecimiento conocida como Nearshoring, una estrategia por la que se transfiere el total o una parte de la producción u operaciones comerciales al sitio del consumo final.

Es ahí donde se presenta una oportunidad única para nuestro país, con anuncios de la llegada de inversiones extranjeras, principalmente estadounidenses (de donde provino 40% de IED a septiembre de 2022) que buscan facilidad de transporte, bajos costos de producción y las ventajas competitivas que ofrece el Acuerdo de Libre Comercio (T-MEC). Normalmente un país realiza intensas negociaciones para convencer a una firma global de instalarse en su territorio ofreciendo bajos costos laborales, desregulación y transporte intermodal para el traslado de mercancías. Pero en este esquema, las empresas estudian las condiciones para asentarse y aprovechan las ventajas preexistentes.

Morgan Stanley proyecta que en cinco años las exportaciones de México sumarán 155 mil millones de dólares adicionales, de los que ni más ni menos 95 mil mdd tendrán su origen en el Nearshoring, 38 mil mdd en el T-MEC y el resto en nuevas tecnologías. Los espectaculares anuncios de BMW para instalarse en San Luís Potosí y de armadoras en Jalisco son un ejemplo de ello.

El país tiene larga tradición maquiladora y reconocida mano de obra especializada; potenciar esas capacidades es un auténtico reto. Aprovechar las ventajas de la ubicación y desarrollo industrial es importante para que lleguen, para que se mantengan esas inversiones, que pasa por la seguridad, por el desarrollo, la conservación de infraestructura y por una ruta de educación y capacitación, que no se puede perder de vista para consolidar esta oportunidad única, especialmente en estados con infraestructura logística y modernos parques industriales ubicados en el Bajío, Occidente y norte del país, que viven ahora un delicado clima de inseguridad.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *