Tubo de ensayo / Rene Delios

Mucha ha sido la polémica en el ámbito diplomático por la determinación tomada por Andrés Roemer de dar su voto en un consejo de la Unesco y salirse de la seión, sin referir los detalles antes a la cancillería mexicana, aunque votó con apegó a la instrucción de la misma: aprobar en el consenso de subir el tema al pleno pero abstenerse en la votación general.
Y al salirse no cumplió con los protocolos de la SRE.
Roemer no es cualquier improvisado: era Embajador Extraordinario y Plenipotenciario, y Representante Permanente de México ante la UNESCO, con sede en París, Francia, cargo del que lo destituyeron.
De él señalan sus generales que es doctor en Políticas Públicas por la Escuela Goldman de Políticas Públicas de la Universidad de California en Berkeley y maestro en Administración Pública de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard. Es miembro de numerosas asociaciones culturales, económicas y de políticas públicas de Estados Unidos, México, Latinoamérica y Europa.
Pero se fue por la libre, sin informar a sus superiores y emitió una votación que no era la forma planteada por la cancillería mexicana.
En la baja se dice que Roemer sobrepuso sus principios sobre sus obligaciones profesionales; se dijo que el problema es que no se trata de una falta de responsabilidad personal, sino el poner en entredicho a un estado por favorecer a una minoría, en éste caso la judía, de la cual por supuesto él es parte.
La cosa es que no solo no acató las instrucciones de la cancillería, sino que también dio información al gobierno de Israel y sus representaciones diplomáticas.
Aun con toda su preparación éste señor como muchos otros que de pronto meten al servicio diplomático no entienden que en esas cosas no son cuestiones personales sino intereses de naciones, y se tiene que apegar a esas instrucciones.
Su remoción fue obligada, aunque el voto ya está dado y es válida la abstención, solo que el señor se salió de la sala de sesiones, cosa inusual en esos niveles, pues se votaba en torno a la polémica acerca de la relación entre el Monte del Templo en la antigua Jerusalén y la ingerencia del gobierno israelí en éste.
Las consecuencias de ello ya saldrán a flote en su momento, y en lo general es otro ramalazo al gobierno de Peña Nieto.

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