El privilegio de imprimir
A menudo suelo pensar en el origen de la imprenta en México. En un Nuevo Mundo la impresión de ideas sonaba a modernidad. Pero atrás quedaron la Nueva España, 1539, Juan Cromberger y Fray Juan Zumárraga. Por eso era difícil pensar que con 16 años del naciente Siglo XXI, en Chiapas, en plena transición digital, se fundara un nuevo periódico impreso.
¿Imprimir para qué?, fue la primera pregunta que habríamos de resolver Omar Flores Penagos, José Juan Balcázar y yo para por fin asociarnos y fundar PORTAVOZ, el diario de todas las voces aquel 19 de septiembre de 2016.
En lo personal, venía de la independización. En 2014 renuncié al diario NOTICIAS, voz e imagen de Chiapas, de don Erisel Gómez Nucamendi, donde durante el último año me dediqué a desarrollar el concepto digital NVI que después adoptó todo el grupo Oaxaca sin darme ningún crédito por ello. Esta experiencia me motivó a crear y fundar AQUÍNOTICAS, el portal de la esfera pública a finales de ese año, plataforma desde la cual comencé a desarrollar mi poética en periodismo y comunicación: información plural, responsable e inteligente.
Diré que la transición digital les pegó muy duro no sólo a los medios de comunicación tradicionales, que, ya sin hegemonía y el monopolio de la información y la publicidad, vieron caer sus ingresos abruptamente; también, y por mucho tiempo, las y los comunicadores de Chiapas no supieron qué hacer o cómo adaptarse. La transición más difícil fue la mental, el golpe de realidad: un Nuevo Mundo en donde la imprenta ya no era sinónimo de modernidad, sino de retroceso.
En este contexto, la invitación de crear y fundar un nuevo periódico en el estado no resultó del todo atractiva ni convincente. Las conversaciones se prolongaron por semanas, incluso meses, y fueron del no rotundo, a lo hagamos híbrido: diario digital y semanario impreso. Pero la fe, la terquedad y el sueño de muchos años de Omar y JJ, terminaron no sólo convenciendo, sino entusiasmando. No había vuelta atrás: lo haríamos diario.
La suma de talento, recursos y olfato político nos pusieron en las manos del lector un 19 de septiembre de 2016. Desde el principio, PORTAVOZ tuvo un claro propósito y era en definitiva no terminar madurando papayas. Que cada edición, que cada impresión, valiera la pena. Que tuviera la calidad y utilidad necesarias para que el presunto lector, lectora, prefiriera llevarlo a casa y no limpiar sus cristales empañados con él.
Lo conseguimos. En poco tiempo, PORTAVOZ, el diario de todas las voces, se posicionó por su modo de entender la esfera pública y las lecturas al respecto, por su gusto por lo estético y el arte editorial, por el planteamiento de escenarios y aproximaciones, y no sólo por la reproducción de declaraciones.
Al cumplir sus primeros 7 años de vida en el gusto de las y los chiapanecos, el diario PORTAVOZ está llamado a dar el siguiente paso en la consolidación del nuevo papel de los medios impresos en un mundo digital. Está llamado a encabezar la tendencia en el planteamiento de ideas y enfoques, de dar valor agregado a la información y orientación del hecho noticioso. Está llamado, en definitiva, a demostrar por qué hoy, incluso más que ayer, imprimir es un privilegio.