Público y Privado / Édgar Hernandez Ramirez

Lienzo Charro, mangana al presupuesto

El nuevo Lienzo Charro de Tuxtla Gutiérrez, eufemística y truculentamente llamado «Foro Chiapas», es el monumento a la arrogancia, insensibilidad e irresponsabilidad de una cínica clase gobernante con delirios de grandeza en un estado colmado de miseria, cercenado por las desigualdades; es el opulento reflejo de una élite aldeana desprovista de mínimos principios éticos en el ejercicio de la función pública, entendida por esos aspirantes a sultanes como la oportunidad para la depredación y el usufructo de los recursos colectivos.
La degradación del ejercicio del poder en Chiapas cabalgaen caballo de hacienda, a todo galope, desbocada. Y en su desquiciada carrera se ha llevado entre las patas a las instituciones, pisoteando cualquier vestigio de honorabilidad en la práctica gubernamental. La herencia cleptocrática del sexenio sabinista goza de cabal salud, retoza impune frente a los agónicos hospitales carentes de médicos, equipos y medicamentos; se regodea entre las paredes de escuelas miserables sin aulas dignas y maestros suficientes; festina frente a ciudades rurales abandonadas por el pillaje oficial; se embriaga y festeja ante obras culturales inconclusas como el Museo de Arte y el Museo del Niño; se carcajea en las infames carreteras estatales y calles destrozadas de la capital; come con gula el banquete y reparte las migajas a los marginados de siempre; se atraganta con el presupuesto público y esparce sus inmundicias por doquier. Y sus beneficiarios, eufóricos, tienen a bien brindar por el «bienestar de la gente».
Tal vez nadie imaginó que el entretenimiento favorito del gobernador saldría tan caro al pueblo chiapaneco, pues es obvio que la charrería no es una práctica extendida en el estado sino una actividad reservada a una pequeña élite que ha estado siempre cercana a los gobernantes y familiares de éstos.
En este sentido, la edificación de la obra no era prioritaria porque no satisface una necesidad fundamental de la población. A los verdaderos beneficiarios, además del grupo gobernante, habría que ubicarlos ahora en el padrón de constructores, a ver a qué empresa le fue asignada la obra, amén de que ya se sabe por automático para quiénes es el «moche».
El gobernador Manuel Velasco defiende el Lienzo diciendo que será patrimonio de los tuxtlecos y que fomentará el turismo, pero lo cierto es que, si bien nos va, el «Foro Chiapas» se convertirá en un centro de espectáculos prohibitivo para la mayoría de los capitalinos y los chiapanecos en general. ¿Quién será el administrador?, ¿habrá transparencia y rendición de cuentas de su manejo?
Como es improbable que eso pase, habría que estar atentos si, como ha sucedido en otros casos (Torre Chiapas, Polideportivo en Tuxtla y el Estadio «Víctor Manuel Reyna»), el Lienzo Charro no terminará en manos privadas que sean las que verdaderamente se van a llevar las ganancias obtenidas a través de la inversión pública. Una pista: ¿qué no Jorge D»Alessio, cuñado de Anahí –esposa del gobernador— e hijo de la cantante Guadalupe D»Alessio, fue acusado en el 2015 por un exempresario del ramo de estar creando un monopolio del espectáculo con recursos del estado?
Se sabe que entre las suertes charras favoritas de los funcionarios del primer círculo devenidos jinetes, está la mangana; a pie o a caballo, se han vuelto expertos en lazar el presupuesto público para su usufructo privado. ¿O de dónde salió el dinero para los opulentos trajes de charro?

públicoyprivado2016@gmail.com

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