Tubo de ensayo / Rene Delios

Nuevamente un periodista es agredido por su trabajo, esta vez en Chiapas y por parte de integrantes de la Central Independiente de Obreros, agrícolas y campesinos, Cioac, del grupo de José Antonio Vázquez, dirigente estatal, concretamente de Luis Hernández Cruz, el dirigente de misma en Las Margaritas.
Se trata de Eleazar Domínguez, reportero de Contra Poder y de una página denominada CheleTV, agredido la noche del miércoles por integrantes de la Cioac Margaritas, seguidores del famoso «camarón», quienes lo amagaron, lo colocaron de cuclillas, y lo trataron de asfixiar con un tolete en la garganta.
¿Los motivos? Los mismos: exponer lo que sucede en el actuar e interior de esa organización que se siente impune.
¿Así quedará?
Han sido varios los casos denunciados sobre el particular, y no ha habido avances, en especial cuando se trata de organizaciones o gremios que atacan a peridostas, desde el magisterio y hasta grupos radicales como lo es la Coiac o el Mocri.
Bajo el pretexto de «prensa vendida», estos compas agreden a los periodistas que realizan su trabajo, limitados de siempre a la consideración de sus empresas, sin entender que se trata de un trabajo como cualquier otro, pero que comprende –e éste país-, altos riesgos de vida, como lo testifican 103 periodistas asesinados de 2000 a la fecha, además de 189 agresiones de la que Cioac-Margaritas ya forma parte.
Y eso que se dice democrática, histórica, y demás demagogias.
La historia de la Cioac en Chiapas ciertamente está llena de historia en la lucha por la tierra; en los ochenta fue parte protagónica en esa lucha y desde luego le tocó poner los muertos. Fue dolor de cabeza de no pocos gobiernos y ejemplo de lucha por la tierra para muchas agrupaciones, hasta que se empezó a fraccionar por los intereses creados, en especial a partir del tercer milenio, durante el gobierno de Pablo Salazar.
Hoy ya ubicada como caza programas agrícolas, sus dirigentes han concursado hasta para diputados locales y alcaldes, mientras sus integrantes, su base, sigue igual.
Pero a la vez se ha descompuesto, contaminado, al perder el estribo esto gracias a la manipulación de ideas por parte de sus dirigentes que acusan a medios y gobiernos sin ton ni son, y empleados y periodistas son víctimas de los excesos de la militancia ciocista.
¿A cuenta de qué?
Igual con el magisterio, que se supone más letrado que los campesinos, agrede a periodistas nada más por serlo, como si la ciudadanía agrediera a esa docencia por no cumplirle a los hijos.
Desde luego que el afectado pondrá su demanda ante la fiscalía especializada –así se llama- en delitos en contra de periodistas, que preside Tito Rubín Cruz, y esperemos que el asunto no se quede como otros tantos casos en el stand by, y que de plano permite que se sigan dando éste tipo de casos a fuera de que permanecen en total impunidad.

 

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *