Tubo de ensayo / Rene Delios

Ya se ha dicho mucho: «El grueso de los periodistas en México no tiene conciencia sobre la importancia social del periodismo. Muchos de ellos trabajan como informadores porque no tienen otra opción laboral, condición que no los motiva a capacitarse y profesionalizarse porque carecen de la vocación que requiere cualquier ejercicio profesional».
Pasadas las fechas de la conmemoración de la libertad de prensa, seguimos con nuestros mismos muertos, y aun la señora Angela Merkel, la canciller alemana se haya referido de hacer valer la libertad de expresión en México, ésta nación no tiene cómo garantizarla.
Y así, en cada entidad de la República, desvinculadas cada cual de las otras y la federación para hacer valer el ejercicio periodístico, como las mismas organizaciones de comunicadores en cada entidad y en el escenario nacional: desvinculadas, no coordinadas, qué se pude hacer.
¿Así cómo?
Y seguimos en aquella vaina del viejo y muy rebasado principio lopezportillista del «no pago para que me pegues». Entre los 32 gobernadores y más d 2 mil 500 alcaldes pasa la misma cosa y causa.
El punto es que, mientras esos desmembramientos entre organizaciones de periodistas, sus intereses de grupo e individuales, se sigue matando a periodistas. No ha sucedido en Chiapas, sí en Oaxaca, Tabasco y ni se diga Veracruz. Por hablar de entidades colindantes con nuestro estado.
Qué tenemos: la política de comunicación social con los periodistas es de a cómo te portes, pero ya son varios frentes: gobierno, crimen organizado, partidos.
¿Quién dispara?
Y luego ¿Quién nos hace justicia?
Porque más del 98 por ciento de los crímenes en contra de periodistas siguen impunes.
Hablo de periodistas de carrera, profesionales, de calidad, porque éste escribidor de bodrios no fue a la universidad pero me doy cuenta que, a los que sí y han asesinado, que sabían de metodología de la investigación, igual hasta es conveniente para el aparato corrupto que padecemos que los vayan eliminando.
Ya pasó el siete de junio, igual como en otros años, ahí siguen los muertos, igual para pocos son nuestros muertos, o para nadie.
Se insiste que sin periodistas no hay democracia, y desde luego me quedo en la de varios que sostienen que hay que referirlo, más allá de fechas oportunistas.
Y desde luego, los que leen, y saben hacerlo, saben diferenciar entre un periodista y un escribano.

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