Tubo de ensayo / Rene Delios

La aprobación de las once reformas estructurales cumplió una de las tareas de modernización en México, solo que estás requieren de los recursos necesarios para hacerlas posible y no lo hay.
Y es que sin dinero poco se avanza, y es la fecha en que en realidad no aterrizan en el beneficio prometido e incluso existe la posibilidad de incremento a combustibles, lo que desde luego mes sinónimo de carestía.
Entiendo que a los diputados y senadores les correspondía trabajar para garantizar que la energética como las otras reformas trascendentes que fueron aprobadas por el Congreso, contaran con el soporte presupuestal adecuado para ponerlas en marcha, pero resulta que el presupuesto 2017 es menor al de 2016, algo nunca antes visto.
Ahora se maneja que con los resultados de la reunión de la OPEP en Duvaí, muchas cosas pueden cambiar a partir de noviembre de éste año, con el incremento a los precios internacionales del petróleo, pero se insiste: en éste país eso equivale carestía si se incrementan las gasolinas pues suben los fletes y con ello todos los productos al consumidor que, paga todos esos soportes en la caja de los mercados y centros de abasto.
Ciertamente es crucial comenzar cuanto antes la transformación del sector energético y que sus beneficios lleguen lo más pronto posible a la mayoría de los mexicanos, todo ello con abasto suficiente de gas, electricidad y otros combustibles que sean de calidad y a precios accesibles para mover la industria y satisfacer las necesidades de los hogares.
Esa fue la idea inicial, pero ahora ni se menciona.
Como tampoco se mencionan aquellas diez acciones de «ejecución inmediata» que buscaban acelerar la aplicación de la reforma energética, misma que tenía que contar con un diseño presupuestal específico para 2015, «a fin de darles continuidad y concretar su operación».
Eso no sucedió.
Muchas cosas cambiaron con la Reforma Energética, y eso que solo cuatro son los estados productivos en éste país, y que son Veracruz, Tabasco, la zona marítima del golfo y desde luego Chiapas.
Chiapas, no solo como productor de hidrocarburo y gas, sino también de electricidad.
Y aun con todo y eso seguimos a la cola de los beneficios directos porque no producimos como Nuevo León, y hay que decirles que si se quedará el valor agregado en las entidades federativas productoras hidrocarburos, no nos verían ni el pelo.
Pero como todo eso es para la federación o, para los que administran la federación a su modo y no en un equilibrio justo, como sería la correspondencia para con las entidades arriba señaladas, y más si su situación es socialmente precaria como el caso de Chiapas.
No se trata de gastar más, sino mejor y de lograr la mayor eficiencia del uso de los recursos, con ahorro y transparencia.
Esto es que el nuevo diseño presupuestal debería afianzar además los cambios en el sistema electoral, en las instituciones de justicia y, en general, el marco institucional que amplía los derechos ciudadanos, todo eso para completar el proceso de transformación nacional, con el que se habrá de elevar la productividad del país, dinamizar el crecimiento económico, fortalecer los derechos de los mexicanos y reivindicar nuestro régimen democrático y de libertades.
Pero no, no hay varo para la energética y menos para todo lo recién apuntado.

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