Una lectura / Rodrigo Ramn Aquino

Aún sin candidatos. Pero se intensifica la dinámica electoral. El plazo para recabar apoyo a los independientes llegó a su fin no sin inconformidades. Eduardo Ramírez Aguilar dejó ya atrás el ánimo rebelde, marcador de territorio. De llegar a emplazar a las dirigencias nacionales del PRI y del PVEM, de definitivamente pronunciarse por la separación de partidos, a la conciliación.
En la coalición Por Chiapas al Frente aún no se han dado los resultados de la encuesta que determinarán al candidato dentro de los tres inscritos por el PRD y la propuesta insistente de Dante Delgado —influyente mentor del presidencial Ricardo Anaya—: María Elena Orantes López. Eso, porque Paco Rojas hizo la finta pero entiende que sólo le alcanza para Tuxtla.
El solitario Rutilio Escandón Cadenas marcha bien. La verdad es que representa como nadie a Andrés Manuel López Obrador en Chiapas. Los dos son hombres, que con la madurez se han ido despojado de vanidades, se la apuestan por última vez. Es digno reconocer que hicieron lo necesario para librar su final batalla política como ellos se la imaginaron. Largas historias.
Después de su fracaso en el estadio zoque de Tuxtla, no volvió a cometer cruciales errores; sus eventos más recientes (con la consabida operación política tricolor) lucen bien, ya sin sabotajes. Roberto Albores Gleason parece caminar como el mensaje que parece enviar la reciente foto del gobernador Manuel Velasco con Jose Antonio Mead, pero eso sólo es una lectura.

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