El tema del Gber / Rodrigo Ramn Aquino

Cuando el 24 de diciembre de 2011, el exgobernador Juan Sabines Guerrero quiso vendernos como regalo navideño el anuncio de la eliminación de la tenencia vehicular a partir de los primeros días de 2012, muchos de nosotros nos preguntamos por qué a escasos días de terminar su gestión, por qué dejarle semejante regalito de bienvenida a su compadre Manuel Velasco. No había que buscarle mucho, la respuesta saltaba a la vista, se metía en la boca, pedía ser nombrada: no eran tan cuatitos como presumían.
Calculada estratagema. O el nuevo gobernador mantenía la eliminación del impuesto en franco detrimento de su proyecto de gobierno, dadas las condiciones financieras adversas heredadas, o volvía a instituir el gravamen con el consabido costo político en el arranque de su sexenio. Hizo lo segundo y lo que lo sostuvo fue la legitimidad que le confirieron los más de un millón de votos con los que ganó. Aunque, y recurriendo al argot de trifulcas callejeras, no se fue limpio.
Entre marchas un día sí y otro también, el gobernador regresó el impuesto apoyándose, principalmente, en Emilio Salazar Farías, entonces presidente de la Comisión de Hacienda de la LXV Legislatura. También él llevó su majiza tanto en las calles como en las redes sociales. Con todo, hicieron de tripas corazón y el 11 de diciembre de 2012 anunciaron que partir del 1 de enero de 2013 se volvería a cobrar. El argumento fue la falta de recursos propios y el endeudamiento y adelantaron un agresivo plan de austeridad y de reingeniería financiera, que permitiera reestructurar la deuda, pagar pasivos y, en resumen, sanear las finanzas.
En varias ocasiones Salazar Farías dijo a los medios que el plan de austeridad duraría entre 24 y 36 meses o hasta que se tuvieran finanzas sanas. 36 meses han pasado y el gobernador anunció ayer que se eliminará el pago de la tenencia a partir del 1 de enero de 2016 (a la mitad del camino, no de salida como el anterior). Bueno, hasta aquí parece que todo bien. Digamos, pues, que cumplieron.
Pero como no hay cuentos completamente rosas, desde aquel anuncio del retorno del impuesto, los grupos opositores al partido en el poder tomaron como suya la lucha contra el pago de la tenencia. Organizaron marchas, encausaron la inconformidad ciudadana y dieron tantas declaraciones como pudieron, al mismo tiempo que ganaron simpatías. Desde entonces Paco Rojas volvió a escena. Se sumó a los distintos grupos y ciudadanos libres que se manifestaban. Se mimetizó. Fue una reaparición que casi le hace repetir como presidente municipal hace poco.
Pues bien, con el paso de las semanas el tema se enfrió un poco y sólo de vez en vez se recordaba en las redes sociales o en algunas columnas políticas. El pasado proceso electoral local reactivó las alarmas, cuando el candidato panista Juan Jesús Aquino Calvo planteó la eliminación como su principal propuesta de campaña en la búsqueda de la diputación por el poniente de Tuxtla. Los verdes no tardaron en darse cuenta de la rentabilidad electoral de la causa y también la hicieron suya.
Con cerca de tres meses en funciones, los legisladores del PVEM no habían querido tocar el tema. La salida a las calles de Paco Rojas hace unas semanas recordando la promesa de campaña, parece que obligó a los tucanes a declarar el inicio de un proceso de análisis para buscar alternativas a la tenencia. Y en esas estábamos, hasta ayer, cuando el gobernador soltó la sopa. Una sopa que nada tenía que ver con su esposa, con sus aspiraciones políticas, con cambios en el gabinete o con la evaluación docente, como se especuló. Ayer fue el día D: De decir éste es mi tema y nadie me lo toca.

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