La Esquina Rota / Francisco Félix Durán

La sociedad del cansancio

Hoy en día es común ver en las redes sociales imágenes de personas que difunden e incluso presumen laborar a altas horas de la noche, fines de semana y días festivos, como si estas acciones tuvieran algún tipo de mérito o se vieran remuneradas las horas extras de servicio, sin darse cuenta de que, en esta sociedad consumista, somos nosotros quienes nos consumismos y a la vez nos creemos realizados.

El filósofo surcoreano Byung-Chul Han, en su libro “La sociedad del cansancio”, nos explica que, en el siglo XXI, ya no somos sujetos disciplinarios como lo eran nuestros padres en sus trabajos, que en su mayoría eran estables y bien remunerados, en donde cumplir era lo único requerido. Hoy con el neoliberalismo, nos hemos convertido en emprendedores porque la seguridad laboral ya no existe y la única forma de salir adelante es producir más que los demás, por ello, terminamos explotándonos a nosotros mismos.

Estos sujetos de auto explotación se vuelven presa de un cansancio infinito, que descansan para volver a trabajar, convirtiéndose en una sociedad de rendimiento que paulatinamente se vuelve una sociedad de dopaje y como todo adicto, necesita mantenerse productivo para sentirse importante o creer que está destacando más que los demás.

Es así como -a diferencia de nuestros padres, que en su momento fueron sujetos de obediencia- nosotros somos sujetos de rendimiento, que el autor denomina “animal laborans tardomoderno”, ser dotado de tanto ego, que está por explotar y la pasividad no es una opción, porque desactivarse podría generar agotamiento, frustración y depresión.

“La relación de Prometeo y el águila es una relación consigo mismo, una relación de auto explotación. El dolor del hígado, que en sí es indoloro, es el cansancio. De esta manera, Prometeo, como sujeto de auto explotación, se vuelve presa de un cansancio infinito”, afirma en su libro Byung-Chul Han.

Lo cierto es que todos necesitamos de un tiempo de descanso, ya sea para estar con la familia, amigos o con nosotros mismos, sin nada productivo que hacer y no sentirnos culpable por ello. Lastimosamente, muchos creen que se descansa para volver a trabajar, pero esas horas laborales no es tiempo para nosotros, recuerden que lo único verdaderamente urgente… ¡es vivir!

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