Violencia contra mujeres periodistas, una amenaza a la libertad de expresin

Realizan foro «Voces en resistencia: violencia contra mujeres periodistas», del Foro Internacional «Pendientes y acciones urgentes para el futuro: A 25 años del Cap. J Beijing 25

Angélica Jocelyn Soto Espinosa / Cimac Noticias 

Ciudad de México.- Las empresas periodísticas no están garantizando condiciones de seguridad para las mujeres periodistas, al contrario, son el primer espacio en el que ocurren las violencias contra ellas; mientras, los gobiernos son omisos en cumplir con los tratados internacionales en la materia.

Ésta fue una de las reflexiones que se discutieron durante la mesa «Voces en resistencia: violencia contra mujeres periodistas», del Foro Internacional «Pendientes y acciones urgentes para el futuro: A 25 años del Cap. J Beijing 25.

Durante el segundo día de jornadas, la Investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) e integrante de la Alianza Global para los Medios y Género (GAMAG Global), Aimée Vega Montiel, explicó que la violencia contra las mujeres periodistas amenaza la libertad de expresión. «La promoción de la libertad de expresión comienza con los compromisos gubernamentales, con el Estado de Derecho, seguido de la protección de los tribunales internacionales de Derechos Humanos», declaró la investigadora.

Vega enfatizó que la igualdad de género es necesaria en todas las dimensiones de la libertad de expresión; las mujeres tienen derecho a participar por igual en todas las dimensiones de este ejercicio; esto es particularmente importante en el periodismo, que es un ejercicio público de la libertad de expresión y señaló que recae en el Estado la responsabilidad de proteger la libertad los medios de comunicación, de garantizar que no haya impunidad y de velar por una vida libre de violencia para las mujeres. Por lo tanto, cuando una mujer periodista es victimizada se violenta su ejercicio a la libertad de expresión y el ejercicio de este derecho de toda la sociedad.

La experta en comunicación y Derechos Humanos agregó que las mujeres periodistas no reciben ninguna garantía mínima para realizar su trabajo en condiciones de seguridad, por lo que ellas han tenido que construir sus formas de seguridad. La violencia contra las mujeres no se explica a nivel individual y la experiencia subjetiva de cada periodista sino que tiene que ver con la responsabilidad que no está asumiendo el Estado ni las empresas privadas de periodismo.

Por su parte, Silvia Chocarro de la organización Artículo 19, expresó que los estudios demuestran que una de las primeras consecuencias contra las mujeres periodistas y probablemente la que más permanece en el tiempo es el impacto psicológico y en la vida profesional porque en la mayoría de los casos porque silencia a las mujeres de una forma o de otra.

La también redactora de diversos instrumentos internacionales en materia de libertad de expresión dijo que uno de los logros de la exigencia de las mujeres y las organizaciones civiles ha sido que haya más información que nunca sobre la violencia contra las mujeres, así como tratados internacionales, el único reto es garantizar que se cumplan; sin embargo, hay más solidaridad y alianza entre las periodistas.

Por su parte, la coordinadora del Programa de Libertad de Expresión y Género, de CIMAC,  Adriana Ramírez Venegas, precisó que en México no sólo son los 137 periodistas asesinados, sino de 19 feminicidios, 9 periodistas desaparecidas y 10 periodistas en condición de despazamiento forzado; es decir, cada 36 horas una comunicadora sufre un tipo de violencia por defender su voz y porque se vuelve una defensora del derecho a informar.

Ramírez Venegas dijo que las mujeres periodistas son agredidas porque cumplen una función históricamente negadas a las mujeres, que es hablar, recopilar, verificar y socializar información, lo que implica tener un papel en la sociedad y una postura política. Esta violencia, señaló, se extiende al ámbito digital donde cada vez es más frecuente que las periodistas reciban ataques através de sus herramientas tecnológicas.

María, una de las integrantes de Periodistas Unidas Mexicanas (PUM), un colectivo de periodsras que se formó bajo el propósito de denunciar la violencia contra las mujeres dentro del gremio, señaló que uno de sus objetivos ha sido poner énfasis en que la violencia contra las mujeres periodistas empieza en las propias redacciones, en los lugares donde hacemos nuestros trabajos.

Con base en datos de una encuesta que levantaron entre 400 periodistas, 60 por ciento reconoció que vivió una situación de acoso de sexual en su medio y otro 13 por ciento identifició que había vivido situaciones de acoso; es decir, tres cuartas partes de las mujeres que ejercen el periodismo enfrentan este obstáculo.

«¿Cómo concentrarnos en hacer periodismo cuando el 63 por ciento de las encuestadas identifica que sus propios compañeros de trabajo son los agresores?, ¿cómo defendero nuestras notas ante los editores si 43 por ciento dijo que sufre acoso por parte de su jefe directo, ¿cómo nos vamos a concentrar en las preguntas de una entrevista si 43 por ciento dice que fue acosada por una fuenta? Ahí es donde empieza la violencia contra las mujeres periodistas que, simplemente, no te deja trabajar», dijo.

En un video, la periodista Kiran  Nazif, de la Colación para Mujeres en el Periodismo, explicó que Turquía es el país con más periodistas en la cárcel, a las mujeres incluso las llevan a las prisioneras a las cárceles de hombres, donde enfrentan violencias vinculadas con su sexo. Además de la criminalización contra las periodistas, en el medio oriente ellas enfrentan violencia digital perpetrada por trols pagados por el Estado. Por eso, desde la Coalición están intentando trabajar con distintas sectores para incidir en el Estado para que deje de violentar a las mujeres periodistas.

Este foro estuvo organizado por Comunicación e Información de la Mujer A.C. (CIMAC), la la carrera de Comunicación de la Facultad de Estudios Superiores, la Fundación Friedich Ebert Stiftung, el Proyecto de Monitoreo Global de Medios (GMMP, por sus siglas en inglés) y la la Alianza Global para los Medios y Género (GAMAG).

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