Mujeres invisibilizadas en los grandes descubrimientos medicos

¿Cuántas veces has visto calles, auditorios o salas con el nombre de una mujer y cuántas con el de un hombre? La invisibilización que vino a tu mente es la misma que se presenta en la medicina y la ciencia

Berenice Chavarria Tenorio / Cimac Noticias 

Ciudad de México.- Por siglos, el mundo de la medicina y la ciencia ha sido protagonizados por hombres, de ahí que los principales descubrimientos sean atribuidos a ellos e incluso se les registre con sus nombres, dejando clara la exclusión invisibilización que han vivido las mujeres por décadas.

Para entender mejor analiza lo siguiente: ¿cuántas veces has visto calles, auditorios o salas con el nombre de una mujer y cuántas con el de un hombre? La invisibilización que vino a tu mente es la misma que se presenta en la medicina y la ciencia.

Gangrena de Fournier, Alzheimer, Síndrome de Down‎, Parkinson o Papanicolau son algunos de los padecimientos o tratamientos que llevan su nombre de sus descubridores.

Pero es importante mencionar que ellos no llegaron solos a dichos descubrimientos, como es el caso de Marthe Gautiercientífica que codescubrió el cromosoma responsable del Síndrome de Down en 1959. Sin embargo, pese a los años de investigación que conllevó entender dicho trastorno genético, este avance fue adjudicado únicamente a John Langdon Haydon Down y posteriormente a dos científicos más.

«Fue Marthe Gautier quien en realidad hizo los cultivos celulares, analizó las metafases y se percató que los pacientes con síndrome de Down tenían 47 cromosomas. En consecuencia, es claro que su crucial contribución no había recibido, hasta la actualidad, el crédito apropiado», expresó el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en el documento Trisomía 21: autoría reivindicada.

Fotografía: Pixabay

Otro caso es el del estudio conocido como Papanicolau, el cual lleva su nombre por Georges Papanicolau, quien -junto a su esposa Andromachi «Mary» Mavrogeni- descubrió el test que se realiza para diagnosticar el cáncer cervicouterino.

Lo que hay que mencionar es que Mary, quien además de su esposa, fue su asistente de laboratorio y sujeta de investigación, no se ha reconocido como parte fundamental en dicho descubrimiento, quedando incluso invisibilizada en el nombre que se le dio al estudio.

«Era muy devota con él en su trabajo; organizaba su vida hogareña para asegurarse de que no hubiera distracciones», contó Olga Stamatiou, sobrina nieta de Georges Papanicolau a la BBC.

Fue Mary quien por 20 años, todos los días, se realizó pruebas de «frotis vaginal» para contribuir en la investigación que realizada su esposo. Entre labores domésticas y científicas, así permaneció la mujer por varios años para finalmente ser borrada de la historia.

Fotografía: Pixabay

«A mi lado estaba mi querida esposa. Si pude lograr algo útil fue en gran parte gracias a su ayuda y devoción. Sí, le debo mucho a su lealtad y esfuerzo», reconoció Papanicolau; sin embargo, no fue suficiente para nombrar su descubrimiento de una forma diferente que no le otorgara todo el reconocimiento a él.

Y no, no se trata de demeritar los avances médicos que han salvado la vida a miles de mujeres. Todo recae en la importancia de nombrar a las mujeres como parte de la ciencia y la salud, misma que ha sido analizada desde la visión masculina por décadas al grado de unificar síntomas o padecimientos que se presentan de manera diferenciada entre una persona y otra.

Ahí está la revolución: en mencionar a Marthe Gautier y Mary Mavrogeni como parte de la historia. Así podemos dejar de referirnos a un estudio que nos compete a las mujeres como «Papanicolau» -borrando lo que hay detrás de su descubrimiento- y quedarnos con el término «citología cervical», porque no podemos ni debemos ceder más espacios.

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