Se profundiza pobreza de mujeres por la pandemia por COVID-19: Oxfam

Tras la pandemia por COVID-19, los 10 hombres más ricos del mundo duplicaron sus fortunas, mientras que se estima que más de 160 millones de personas se han empobrecido

Angélica Jocelyn Soto Espinosa / Cimac Noticias 

Ciudad de México.- Tras los primeros dos años de la pandemia por COVID-19, la desigualdad y la pobreza de las mujeres se profundizó de tal manera que actualmente 252 hombres tienen más riqueza que las mil millones de mujeres y niñas que habitan África y América Latina y el Caribe juntas, de acuerdo con el informe «La desigualdad mata», de Oxfam.

Tras la pandemia por COVID-19, los 10 hombres más ricos del mundo duplicaron sus fortunas, mientras que se estima que más de 160 millones de personas se han empobrecido. También se calcula que la desigualdad contribuye a la muerte de al menos 21 mil 300 personas cada día, o una persona cada cuatro segundos; en total, 17 millones de personas han muerto a causa de la COVID-19, una escala de pérdidas no vista desde la Segunda Guerra Mundial.

Desde el inicio de la pandemia, señaló el informe, los milmillonarios han aumentado su fortuna en 5 billones de dólares, más que en los últimos 14 años. Se trata del mayor incremento de la riqueza de los milmillonarios desde que se tienen registros. Un impuesto excepcional del 99 por ciento sobre los ingresos extraordinarios que los diez hombres más ricos han obtenido durante la pandemia podría servir, por ejemplo, para:

  • producir suficientes vacunas para el mundo; y
  • financiar servicios de salud y protección social universales, financiar medidas de adaptación climática y reducir la violencia de género en más de 80 países;
  • Y aun así, estos hombres seguirían teniendo 8000 millones de dólares más que antes de la pandemia, aseguró el informe.

Todos estos problemas, aseguró Oxfam en su informe más reciente, son parte del mismo malestar: la desigualdad, «que desgarra nuestras sociedades, que está amañada en nuestros sistemas económicos, que mata».

De acuerdo con Oxfam, en el sistema capitalista, el hecho de que las personas que viven en la pobreza, en especial las mujeres, las niñas y los grupos racializados, a menudo sean asesinados o dañados más que aquellas que son ricas y privilegiadas, no es un accidente sino una parte central de ese sistema.

De acuerdo con el organismo internacional, las políticas gubernamentales que facilitan deliberadamente la acumulación de riqueza a expensas directas de las condiciones de vida, de trabajo dignas y del acceso a los servicios públicos, acortan la esperanza de vida e impactan, en particular, los derechos de las mujeres.

Por ejemplo, casi tres veces más mujeres informan mayores desafíos en relación con las enfermedades mentales en comparación con los hombres; además, ha aumentado el número de mujeres que mueren durante el parto, embarazo o puerperio debido a interrupciones en la prestación de servicios de salud, de acuerdo con Oxfam.

Y se estima que en 2021, 13 millones menos de mujeres tuvieron empleo en comparación con 2019, ya que en América Latina, por ejemplo, se experimentó una reducción del 9.4 por ciento en empleo de las mujeres. En total, en 2020 las mujeres perdieron colectivamente 800 mil millones de dólares en ganancias económicas.

A esto se suma que más de 20 millones de niñas corren el riesgo de no volver jamás a la escuela, mientras que las mujeres y las niñas se han enfrentado a un aumento del trabajo de cuidado no remunerado, que se estimó en 12.500 millones de horas diarias de estas actividades.

De acuerdo con Oxfam, las trabajadoras informales han estado entre las más afectadas económicamente, ante una «triple crisis» del COVID-19, aumentó el trabajo de cuidados no remunerado y el trabajo remunerado inseguro y precario, empujando a muchos más a la pobreza.

«La violencia económica mata desproporcionadamente a personas que viven en la pobreza, así como a las y los integrantes de comunidades racializadas. Las y los empobrece desproporcionadamente y les niega oportunidades, especialmente a las mujeres, cuyo trabajo de cuidado no remunerado a menudo cubre las brechas en los servicios públicos y absorbe el impacto de las crisis económicas», detalló el organismo.

En todo el mundo, 740 millones de mujeres trabajan en la economía informal, y durante el primer mes de la pandemia sus ingresos cayeron 60 por ciento, lo que equivale a una pérdida de más de 396 mil millones de dólares en ingresos. La pandemia también está dejando a las mujeres sin empleo, especialmente porque los confinamientos y el distanciamiento social han afectado a la mano de obra altamente feminizada en los sectores de servicios, como el turismo.

En general, se advirtió en el documento, el objetivo de lograr la paridad de género de toda una generación pasó de 99 años (antes de la pandemia) a 135 años, lo que –de acuerdo con Oxfam– podría empeorar aún más por las medidas de austeridad que han implementado los gobiernos para hacerle frente.

«Lo que hace que esta situación sea aún más dura es que, en muchos países, las mujeres se enfrentan a una segunda pandemia de aumento de la violencia de género y, como en todas las crisis, tienen que absorber el impacto de una montaña de trabajo de cuidados no remunerado que las mantiene atrapadas en el fondo de la economía mundial», detalló Oxfam.

Se proyectó que la violencia de género aumentaría en promedio en un 20 por ciento durante los períodos de confinamiento, lo que significa que por cada tres meses de confinamiento, habría 15 millones de casos adicionales de violencia de pareja. Esto equivale a perder aproximadamente un tercio del progreso que podría haberse logrado para 2030 para terminar con la violencia de género. Durante la pandemia por COVID-19, las mujeres también han sido asesinadas a tasas récord.

Para evitar el aumento de esta desigualdad, Oxfam consideró que los gobiernos deben invertir en programas de prevención y atención de la violencia, y poner fin a las leyes sexistas (incluidas aquellas que significan que casi 3 mil millones de mujeres no pueden legalmente tener las mismas opciones de trabajo que los hombres) y respaldar financieramente a las organizaciones de derechos de las mujeres.

Estas acciones incluyen la derogación de las leyes que socavan los derechos de las y los trabajadores a sindicalizarse y hacer huelga, y el establecimiento de normas legales para protegerlos. Incluye abordar los monopolios y limitar la concentración de mercados, así como abordar las barreras a la representación de las mujeres, los grupos racializados y la clase trabajadora, ya que las mujeres todavía representan sólo 25.5 por ciento de los parlamentarios en el mundo, detalló el organismo.

Por ejemplo, de acuerdo con Oxfam, en los países de ingresos bajos y medianos que más están haciendo para evitar que las mujeres mueran durante el parto, 90 por ciento de la atención que se brinda proviene del sector público. En algunos de los países que menos hacen, las mujeres son encerradas e incluso encadenadas por no pagar cuotas inasequibles.

Los gobiernos ricos deben financiar completamente la adaptación climática y respaldar los mecanismos de pérdidas y daños necesarios para sobrevivir a la crisis climática y crear un mundo libre de fósiles.

«Los gobiernos deben reescribir las reglas dentro de sus economías que crean divisiones tan colosales y actuar para distribuir previamente los ingresos, cambiar las leyes y redistribuir el poder en la toma de decisiones y el poder en la economía», reflexionó Oxfam.

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